
La banca española ha dado un gran salto en el exterior durante la crisis. Ha aprovechado las turbulencias y el repliegue de otros grandes jugadores para crecer y compensar la maltrecha situación del sector en nuestro país, debido al lastre inmobiliario y el entorno de tipos bajos, principalmente.
De hecho, según un informe reciente elaborado por la consultora Mckinsey&Company sobre las nuevas dinámicas de la globalización financiera, los grandes bancos españoles son los únicos de la zona euro que han aumentado su presencia al otro lado de sus fronteras. "Aunque la mayoría de los bancos de la zona euro se han retirado de otros mercados (...), los tres más importantes de España han más que duplicado activos extranjeros desde 2007, principalmente por el incremento de su presencia de larga América, donde tienen una gran cuota de mercado y negocios saludables", subraya el documento.
La consultora hace referencia a la expansión de Santander, BBVA y CaixaBank. Si se incluye al Sabadell, que ha desembarcado con fuerza en Reino Unido, el volumen casi se triplicaría.
Ejemplo de diversificación
El informe pone de manifiesto que la diversificación de los grandes grupos españoles, que tienen un 25% de los activos en Latinoamérica, les ha permitido "soportar mejor la crisis que las cajas de ahorros, altamente expuestos a la burbuja inmobiliaria. A juicio de Mckinsey. tanto el Santander como BBVA representan "el ejemplo de la internacionalización prudente y eficiente". Estas entidades junto a CaixaBank, que se ha reforzado en Portugal con la toma de control de BPI, han elevado a más de 1,55 billones dólares (1,3 billones de euros, al cambio actual).
En este tiempo, los grandes bancos españoles también han ampliados su influencia en el mercado doméstico con ganancia de cuota, gracias la adquisición de entidades débiles, aunque ello no se ha traducido en una subida del volumen de activos. De hecho, en los últimos años el sector ha tenido que llevar a cabo un limpieza de su balance y ha reducido el saldo de créditos. El informe calcula que las entidades españolas se han deshecho de activos por importe de 193.000 millones de dólares (161.000 millones de euros) en la crisis, una cifra solo superada en Europa por las entidades del Reino Unido.
El estudio concluye que la globalización financiera "promete más estabilidad" y apunta a que los países en desarrollo se han convertido en receptores netos de capital nuevamente.
Aún así, advierte de que los riesgos potenciales siguen existiendo debido a la volatilidad en los préstamos externos, los tipos de cambio y en la situación de las economías. Además resalta que "vale la pena vigilar el ascenso de los centros financieros que carecen de transparencia".