
Los bancos españoles están aprovechando la cantidad de activos fiscales diferidos en cartera, como consecuencias de las elevadas provisiones llevadas a cabo en los últimos años, para reducir el pago efectivo de impuestos. Entre enero y marzo de este año, a pesar de haber registrado uno de los mejores trimestres de la crisis, el sector financiero abonó al Estado 292 millones de euros, lo que supone apenas el 8% de sus ganancias, que alcanzaron los 3.514 millones.
En el mismo periodo del año anterior, el porcentaje fue del 17% y en el conjunto de 2016, del 10%. En un informe sobre la evolución del sistema, el servicio de estudios de BBVA resalta que la tasa fiscal efectiva de la banca está "por debajo del nivel normal", que en el periodo previo a la crisis (2000-2007) se situó de promedio en el 15%, "motivada probablemente por la utilización de los activos diferidos acumulados.
Esta menor factura tributaria para las entidades se produce además después de que Hacienda pusiera en diciembre límites a la recuperabilidad de este tipo de activos a una deducción máxima de la base al 25%, frente al 60-70% que estaba vigente antes del cambio normativo.
Se estima que la banca cuenta con más de 30.000 millones de activos diferidos, que podría usar en los próximos ejercicios para apuntalar sus resultados, aunque distintas entidades dan por seguro que no podrán beneficiarse por completo tras los topes introducidos por el Gobierno a finales del año pasado.
En el primer trimestre de 2017, el pago de impuestos del sector bajó un 37% con respecto al mismo periodo de 2016, hecho que facilitó que sus beneficios netos se incrementaran un 31%.
La banca, en algunas ocasiones, ni siquiera ha pagado de manera efectiva por Sociedades, ya que los activos diferidos han compensado con creces el tributo. Así, en los últimos trimestres de los años precedentes lograron ingresos de 257 milloens y 669 millones, respectivamente, que elevaron sus resultados. En el conjunto de 2012 y 2013, los peores años de la crisis, consiguieron minimizar sus abultadas pérdidas en 13.441 millones y 4.658 millones gracias a las deducciones fiscales.
Banco Popular
Entre las principales entidades, el Popular fue el grupo que más uso dio de los activos diferidos, ya que estos, según su cuenta individual, limitaron sus pérdidas a 315 millones al obtener de Hacienda 81 millones en los tres primeros meses de 2017. Su filial Pastor también sacó partido a las dotaciones y pérdidas del pasado, al poder bajar los números rojos de 1,3 millones a 1,1 millones.
Destaca también la contribución de la recuperabilidad de tributos en Kutxabank, ya que pudo esquivar las pérdidas trimestrales. Según los datos de la patronal CECA, el grupo de cajas vascas obtuvo un beneficio de 40,77 millones en balance individual, de los que 38,2 millones procedieron de la partida de impuestos.
CCM, franquicia de Liberbank, Ibercaja, Deutsche Bank e Ibercaja también pudieron tirar de activos fiscales diferidos para mejorar sus cuentas, aunque de una manera menos relevante.
Las cuentas de los bancos continúan lastrados por la baja actividad -los saldos siguen cayendo- y los tipos de interés en negativo. Las entidades confían en una paulatina recuperación de ambos parámetros en los próximos años, gracias a la reactivación económica y el fin de las medidas de estímulo puestas en marcha por el BCE.
En este contexto, la rentabilidad sobre recursos propios (ROE) de la actividad en España se sitúa muy por debajo de las exigencias del mercado. El año pasado, este ratio descendió hasta el 2,7%, cincuenta puntos básicos inferior a la media del sistema europeo y tres veces menor a lo que requieren los inversores.
Gastos y provisiones a la baja
Los resultados de las entidades, en cambio, se están beneficiando de un descenso claro de las provisiones para insolvencias y para cubrir los riesgos de la cartera de inmuebles adjudicados y de una contención de costes operativos. Los de personal bajaron en el primer trimestre un 2,7%.
Por su parte, las dotaciones moderaron su importe, con un crecimiento del 2% en variación interanual, pero bajaron en comparación con la recta final del año, cuando el sector tuvo que hacer frente a extraordinarios por la entrada en vigor de la nueva circular del Banco de España y la devolución de las cláusulas suelo.