Banca y finanzas

El Santander hará trabajar a las filiales juntas para acelerar los resultados

  • El banco subirá un 5% el dividendo e invertirá para su digitalización

El modelo del Santander es de filiales independientes en cada de uno de sus países, con autonomía en capital, liquidez y operativa para estar más cerca de los clientes y minimizar riesgos, pero la estrategia futura pasa por estrechar su relación para sacar chispas al grupo. "La gran oportunidad que representa es la de una mayor colaboración entre países y negocios", explicó ayer la presidenta, Ana Botín, durante la junta en la que comprometió a los accionistas un nuevo aumento del dividendo para 2017 del 5%, que elevará el abono desde los 21 a 22 céntimos de euro, y reafirmó su compromiso con Estados Unidos y Reino Unido.

"Esta mejor conexión entre nuestras filiales, que facilita el intercambio de conocimiento y experiencia, es lo que nos permitirá crecer los resultados y mejorar la eficiencia", explicó. Fruto de esta apuesta es, por ejemplo, la exportación de la cuenta estrella 123 desde Reino Unido a varios países, incluido España, donde el pasado año ganó un millón de clientes -500.000 particulares y 100.000 empresas gracias a la cuenta-; o la introducción de la aplicación Santander Wallet que, entre sus funciones, permite pagar en comercios con el móvil en Brasil y España, y de próxima entrada en México y Chile, según anunció.

Banca mayorista en Londres

Ana Botín, que ayer renovó mandato por otros tres años con el respaldo del 96,89% de los accionistas en la junta, reivindicó la oportunidad de maximizar el grupo, con foco en vincular a clientes más que en captar porque un usuario fiel renta cuatro veces, y descartando incursiones o salidas de países. "Hemos analizado los mercados en los que estamos presentes y estamos donde queremos estar", indicó ratificando a renglón seguido la apuesta por EEUU, zanjando cualquier especulación de repliegue pese al castigo sufrido por las cuentas de su franquicia allí por los requerimientos regulatorios.

A preguntas de los accionistas, reafirmó el proyecto del grupo en Reino Unido, confiada en el potencial de la franquicia, del país y del mantenimiento de lazos con Europa, si bien desveló el inicio de una revisión de los riesgos, particularmente hipotecarios, y la segregación de la banca mayorista antes de 2020.

Su decisión es acelerar el esfuerzo de esa vinculación entre negocios con una transformación comercial iniciada en 2015 y dijo que compromete 1.900 millones anuales solo en tecnología para mejorar productos, servicios y canales y avanzar en la digitalización. Para catalizar este proyecto ha creado la unidad Santander Digital, que integra la división de Innovación en la Banca Comercial del grupo.

En relación al negocio, y con el foco en 2017, el consejero delegado del grupo, José Antonio Álvarez, que ayer también renovó mandato, detalló que entre las prioridades figura crecer en ingresos, a doble dígito en mercados emergentes donde el negocio cuenta con el favor de mejores tipos de interés, y en países maduros aumentar la cuota de mercado, "principalmente en empresas" y vía comisiones, fundamentalmente en tarjetas, seguros y fondos, donde enmarcó la compra del 50% que no posee de su gestora a los fondos Warburg Pincus y General Atlantic.

Crecer vía negocio en España

En el caso particular de España Álvarez matizó que aspira a ganar cuota de mercado de manera "orgánica", enfriando, sin citarlo, un interés por el Popular. En una respuesta también genérica a los accionistas, Botín reconoció a su vez que el banco puede perder oportunidades de inversión o compra si no se ajustan a sus "estrictos" criterios de riesgos y rentabilidad. "No queremos crecer por crecer", zanjó.

Su foco es empujar la rentabilidad (Rote) al 11% en el 2018, en beneficio también del accionista. Bajo esa meta, la banquera anunció un nuevo aumento del dividendo del 5% para el 2017 -distribuirá 22 céntimos de euro frente a los 21 del año pasado-, superior al incremento del 4% logrado en beneficio. La fórmula de entrega se mantiene en tres pagos en efectivo de 6 céntimos y el cuarto, de 4 céntimos, a elegir entre cash o percibir acciones.

La retribución al inversor y el capital ha sido casi la obsesión desde que Botín asumió las riendas del grupo en el otoño de 2014. Para disolver las incertidumbres que le rodeaban entonces por una solvencia holgada pero inferior a bancos comparables ejecutó una macroampliación de capital de 7.500 millones y bajó el dividendo de 60 a 20 céntimos para ir restaurando poco a poco el pago en efectivo y abandonar el sistema que prioriza la entrega en acciones (scrip dividend) aplicado durante la crisis para mantener la retribución al inversor.

Hoy el scrip supone el 15% del pago y, con la meta de volver al efectivo íntegro elevará este tramo un 9%, por encima del 5 que mejorará el dividendo total. Botín expuso datos para reivindicó su estrategia: la rentabilidad para los accionistas escala un 17% en el año, frente al 6% que lo hacen en el sector de bancos en Europa; y sube el 34% desde el cierre de 2015 en comparación con el "4% del índice de bancos europeos".

La banquera defendió que prueba de la confianza en la estrategia es que es el banco mejor valorado de Europa, a razón de 1,30 veces el valor tangible, "siendo el promedio de nuestros comparables de 0,9 veces"; y detalló que los inversores que acudieron a la macroampliación han recuperado ya un 10,6% de su inversión.

En cuanto al capital, ambos ejecutivos expusieron que el grupo ha elevado su base en 19.500 millones -12.000 millones de manera orgánica y 7.500 millones con emisiones en los mercados-, sin efectuar desinversiones, limitar el crecimiento o volver a reducir el dividendo.

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