
El fallo por el uso de las tarjetas black llega tan sólo 21 días después de que el juicio quedara visto para sentencia. La magistrada de la Audiencia Nacional, Teresa Palacios, ha condenado al expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, a la pena más alta, con seis años de cárcel, tal y como pedía la Fiscalía Anticorrupción, y a una multa de 109.500 euros. Directivos, políticos, sindicalistas y el exjefe de la Casa Real suman 120 años
El que fue su sucesor en la entidad desde enero de 2010 y después de Bankia, a partir de diciembre de ese mismo año, Rodrigo Rato, ha sido condenado a cuatro años y seis meses de cárcel, con una multa de otros 109.500 euros.
La magistrada justifica en la sentencia la mayor petición de cárcel contra Blesa porque "el acontecer delictivo se llevó a cabo durante un amplio periodo temporal". Concretamente, desde 2003 hasta diciembre de 2009. De igual modo, señala sobre Blesa que dispuso del patrimonio de Caja Madrid como si fuera "el dueño" del mismo "con una única finalidad lucrativa".
La juez achaca a Rato el mismo comportamiento y reseña que, además, ambos también se beneficiaron personalmente. "No eran los dueños del patrimonio, sino sus máximos gestores", espeta la juez.
Ambos acusados deberán indemnizar a Bankia, o en caso de renuncia de esta, al Frob (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria). Miguel Blesa deberá hacer frente de manera solidaria con el resto de investigados a 9,34 millones de euros por las cantidades dispuestas en las tarjetas opacas desde 2003 hasta el final de su mandato, teniendo en cuenta que el proceso no tiene en cuenta el uso de las visas anterior a ese año por considerar prescrito el delito.
De esta cantidad indemnizatoria, 436.688 euros corresponden a los gastos que hizo Blesa con su tarjeta, cantidad ya reintegrada antes de que comenzara el juicio.
Por su parte, Rodrigo Rato, deberá hacer frente a una indemnización, también de forma solidaria, de 2,69 millones de euros, el dinero gastado con la visas mientras él era presidente de la entidad, de los que 99.054 euros corresponden a sus propias transacciones con la tarjeta. El exbanquero ha devuelto ya 98.837 euros, según la sentencia. El fallo, finalmente, también condena a ambos presidentes a una inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo y para el ejercicio de la actividad bancaria como culpables de un delito de apropiación indebida. Durante su mandato, los directivos y consejeros de la entidad gastaron hasta 12,04 millones de euros con sus tarjetas black. Rodrigo Rato, que ayer no quiso hacer declaraciones sobre su condena, sí anunció, sin embargo, que va a interponer un recurso contra el fallo de la Audiencia Nacional.
No protegieron la entidad
La magistrada señala que ambos presidentes eran conscientes de la decisión que tomaban al permitir que circularan las tarjetas de empresa en unas condiciones que carecían de cobertura legal. "Frente a la protección de la entidad, Blesa y Rato sostuvieron un sistema que perjudicaba claramente a su caudal, pero siendo ellos sus primeros beneficiarios", destaca.
El fallo asegura que Miguel Blesa, como presidente tenía que haber reparado todo punto ilícito de distracción de fondos de la caja que le vino heredado de la gestión anterior, encabezada por Jaime Terceiro. Respecto a Rato, critica que en su declaración defendiera que la tarjeta formaba parte de un concepto retributivo. La sentencia, asegura, en este sentido, que es "difícilmente concebible que una remuneración se haga a través de una tarjeta".
Ambos presidentes aludieron al "principio de confianza" hacia la caja durante el juicio para justificar que mantuvieron el uso de las tarjetas black año tras año, pero la jueza recuerda que ese argumento no tiene ningún respaldo legal. "Se normalizó durante un mayor periodo temporal, sin que efectivamente nadie pusiera reparos en décadas", dice el fallo.
El que fue director general de la entidad, Ildefonso Sánchez Barcoj, ha sido condenado a dos años y seis meses de cárcel y a una multa de 54.000 euros, también por apropiación indebida. La sentencia señala que Barcoj tenía el control de todas las tarjetas y obedecía a Blesa y a Rato al respecto de a quién entregarlas y con qué límite de gasto.
Entre los 65 condenados, todos por apropiación indebida, destaca también el consejero de Caja Madrid por IU, José Antonio Moral Santín, con una pena de cuatro años de prisión y una multa de 81.000 euros. Estanislao Rodríguez Ponga, consejero de la caja y exsecretario de Estado de Hacienda, ha sido condenado a tres años y dos meses de cárcel. Así usaron las tarjetas black los acusados: vino, marisco, ropa y balnearios.
Por su parte, el secretario del consejo de Caja Madrid, Enrique de la Torre, deberá hacer frente a dos años de prisión. El fallo reduce la condena de dos años y medio de prisión a ocho meses al exministro socialista y exconsejero de Caja Madrid, Virgilio Zapatero, al devolver de manera voluntaria el dinero que dispuso con su tarjeta dos años antes de que comenzara el proceso judicial.
Argumentos "peregrinos"
La sentencia hace referencia a los argumentos que los imputados, que pertenecían al consejo de administración de la entidad y al comité directivo, esgrimieron en el juicio para justificar el uso de la tarjeta. La juez Palacios tacha de "peregrinos" los mismos y alega que "no pueden mostrar sorpresa alguna ante lo que se evidencia como una disposición de fondos de la entidad absolutamente desviada".
La magistrada de la Audiencia Teresa Palacios añade al respecto que ni una tarjeta de empresa "está llamada a encubrir una remuneración, ni sus destinatarios pueden darle este tratamiento".
El desembolso que hacían los usuarios de sus tarjetas no aparecía reflejado en su declaración de IRPF, puesto que ni Caja Madrid ni Bankia les facilitaban este dato en el certificado de retenciones, tal y como recuerda el fallo. Todo lo contrario, "metía los gastos de las tarjetas en el Impuesto de Sociedades".
La sentencia concluye que al contabilizar los distintos desembolsos que se hicieron con las tarjetas bajo el tratamiento de gastos de empresa "entrañaron un sistema opaco frente a los organismos internos y externos".
Los plásticos opacos al fisco tienen su origen en 1988, con Jaime Terceiro como presidente de Caja Madrid, quien ideó un sistema "compensatorio" para "dignificar" la labor de los miembros del consejo de administración de Caja Madrid.