
Para algunos el declive del Popular se inició con la compra del Banco Pastor, mientras otros señalan el primer test de estrés, donde su suspenso le obligó a realizar la primera de sus macroampliaciones. Sin embargo, los excesos del banco vienen de tiempo atrás, cuando asumió un riesgo, que con el tiempo se vio indigerible, en el sector inmobiliario, al igual que una apuesta tardía por los préstamos hipotecarios.
Sea cual sea ese primer punto que le encamina hacia la débil situación actual, la mayor fragilidad lo constituye el enorme volumen de activos improductivos, esos que no sólo no aportan al beneficio sino que consumen recursos manteniéndolos en el banco: los adjudicados y los créditos dudosos.
El balance del Popular carga con 35.675 millones de euros en activos tóxicos, lo que supone el 19,87% de toda la banca cotizada en el Ibex, que supera los 185.500 millones, según cálculos de Jefferies a cierre del año pasado. Una pesada carga que no se aligeró ni con el traspaso a la Sareb ni con la constitución de un banco malo propio, soluciones que sí adoptaron la mayoría de sus competidores.
La diversificación geográfica, la ganancia de tamaño en España, el objetivo de no realizar ventas a pérdidas en inmuebles, se realizaron en el peor contexto económico de las últimas décadas, aderezado además con un movimiento regulatorio sin precedentes en el sector, factores que debilitaron paulatinamente al banco. Cuando Ángel Ron ascendió a número dos del banco se encontró con la compra prácticamente consumada del portugués BNC a Americo Amorim, en 2003, y cuatro años después, ya como presidente, el banco adquirió TotalBank en EEUU.
La carrera inversora
En 2012 las compras se trasladaron a España. Sabadell se había adjudicado la CAM y Guipuzcoano y pugnaba con el Popular para convertirse en el quinto grupo financiero del país. Popular adquiere el Pastor y cobra cierta ventaja sobre el catalán. Los números en el momento de la compra parecían cuadrar y se rehusó pedir cualquier tipo de ayuda pública para su absorción. El precio correspondía a 0,77 veces el valor en libros y el fondo de comercio resultaba positivo, permitiendo usar parte para limpiar balance.
Sin embargo, y como ocurrió a lo largo de la crisis, las reglas de juego cambiaron y obligaron a acelerar los saneamientos.
El informe de Oliver Wyman en ese mismo año, sobre las necesidades de recapitalización de cada banco en los test de estrés españoles, indicaban que en el escenario estresado la entidad presentaba un déficit de capital de 3.223 millones.
Un revés del que el banco jamás se recuperó, y no porque no hiciera medidas radicales. Hizo una ampliación de 2.500 millones de euros, entró en pérdidas y suspendió el dividendo. Por aquel entonces cotizaba a 19 euros, hoy a 0,84.
El banco defendió su independencia, el legado de Luis Valls, según reiteró Ron en su última comparecencia pública, y a diferencia de Liberbank, Ibercaja o Caja 3, no solicitó ayudas en forma de CoCo's.
Pocos meses después de la ampliación, y en un movimiento para fortalecerse con nuevos socios, da paso en el capital a los mexicanos liderados por Antonio del Valle, que han provocado la rebelión en el consejo para sustituir a Ron.
Para sacar plusvalías y atender los nuevos saneamientos que exigen las normas bancarias, como los dos decretos Guindos, pone en marcha un estrategia desinversora. Busca sacar 2.300 millones de plusvalías y vende la cuota de control en la plataforma inmobiliaria Aliseda, la filial de tarjetas (hoy Wizink), la filial de gestora de hipotecas y de TPV y cajeros.
En 2013, impulsa su internacionalización para evitar los sinsabores de depender exclusivamente de España, como hasta ahora, peor el plan apenas avanza y el ladrillo pesa cada vez más.
La última vuelta de tuerca regulatoria, exigiendo más capital y saneamiento, le aboca a la ampliación de 2.500 millones del pasado verano. El plan estratégico ya ha saltado por el aire y el proyecto Sunrise está congelado.
Junta de accionistas
Presidirá Higuera
Ni el presidente saliente, Ángel Ron, ni el entrante, Emilio Saracho, participarán en el acto. La junta la presidirá Roberto Higuera, un ex directivo histórico en el Popular, ex consejero delegado y actualmente primer vicepresidente.
Nombramientos
Se someterá a los accionistas el nombramiento de Saracho como consejero, y se ratificará a Pedro Larena y al mexicano Jaime Ruiz Sacristán
Retribuciones
Se cambiará la política retributiva. El bonus de la nueva ejecutiva estará ligado a que el banco mejore la reputación, el saneamiento, las políticas de buen gobierno y mejore el resultado. Saracho y Larena pueden recibir indemnizaciones por cese, equivalentes a un año de sueldo fijo, bonus distintos a la alta dirección y un pago por fichaje.
Sueldo fijo
Saracho percibirá este año 1,28 millones de euros en retribuciónfija, que equivale a 1,5 millones de sueldo anual. A Larena le corresponderá 1 millón de euros por el mismo concepto.
Cambio en los estatutos
Se han quitado limitaciones para permitir que Saracho y Larena sean los máximos ejecutivos sin haber sido antes miembros del consejo de adminitración o de la alta dirección
Incompatibilidad
Ángel Ron no podrá trabajar en una entidad financiera sin perder la pensión hasta alcanzar la edad de jubilación, salvo autorización expresa