
El consejero delegado de Banco Popular, Pedro Larena, rehusó ayer que la estrategia del banco sea acabar adquirido por otra entidad. "Emilio Saracho no tiene ningún mandato de venta, que yo sepa", explicó a una pregunta directa sobre si hay tal encargo al vicepresidente de JP Morgan que sustituirá a Ángel Ron en la presidencia el próximo año, tras el fuerte pulso ejercido por una parte del consejo de administración disconforme con la gestión.
El mismo Larena entró en Banco Popular, procedente de Deutsche Bank, el pasado septiembre para sustituir al cesado Francisco Gómez por el descontento de una parte del consejo liderada por el mexicano Antonio del Valle, dueño de un 4,25% del capital.
Su asistencia ayer, en unas jornadas del IESE y EY, había levantado alta expectación por ser la primera intervención pública de un ejecutivo del banco después del anuncio del relevo de Ron y las dudas suscitadas sobre la ejecución ahora del plan estratégico diseñado para mejorar la rentabilidad del grupo, enajenando 15.000 millones en exposición inmobiliaria en dos años, y al que se dio inicio con un aumento de capital de 2.500 millones que diluyó de forma acusada a los accionistas.
Los problemas del ladrillo han fraccionado al consejo, donde conviven accionistas favorables a una operación corporativa con los históricos, defensores de continuar singladura independiente.
Larena, que defendió a Ron como un presidente "fantástico" y a Saracho -al que confesó no conocer personalmente- como un buen profesional y "muy listo", reivindicó el modelo de la entidad sin ocultar las dificultades que atraviesa por culpa de los 34.000 millones en 'ladrillo' incrustado en el balance por una decisión "no acertada" del pasado y que se come la rentabilidad del negocio puro bancario.
"Lo que hemos encontrado es un banco herido pero recuperando bien, en plena transformación y limpieza", dijo, asegurando que el equipo humano -"buenísimo"- es consciente del problema y se soluciona "con trabajo". "Es un banco sólido -dijo en otro momento- que está curándose de unos problemas que no son ni definitivos ni mortales". En este punto, Larena reconoció que la enseña Popular suscita interés entre bancos competidores y lo atribuyó a su privilegiada posición en pymes, un negocio de atractivos márgenes donde todas las entidades quieren rebañar cartera.
Sube en pymes en la tormenta
Con intención de poner en relieve este fortín desveló que ha sido capaz de ganar espacio en medio de la tormenta que rodea a la entidad. Echó mano de los balances divulgados por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) en el reciente ejercicio de transparencia para señalar que su cuota de mercado en pymes alcanza el 17,8% frente al 17% reportado por el banco solo dos meses atrás. "Seguimos creciendo en los segmentos donde somos buenos y esa franquicia -pymes- es una joya", concluyó.
Durante su intervención, Larena reivindicó el papel de la oficina y, tras el ajuste realizado en red, indicó que se sacarán de las sucursales las tareas administrativas para que el personal se vuelve en asesorar y la venta. Entre sus desafíos está aumentar los ingresos y reivindicó el cobro de comisiones por productos y servicios porque la alternativa, con los tipos de interés hundidos en el cero por cierto, sería aumentar los riesgos para rentabilizar el negocio y no sería aconsejable: "Cualquier empresa que hace un servicio lo cobra. Como el panadero que, además le da el pan al que se lo va a pagar".