
Ante el desafiante escenario de competencia y tipos ultrabajos a la banca se le abren dos caminos claros para mejorar la anoréxica rentabilidad: ajustar los costes con un impulso de la digitalización y salir a otros países "donde encontrarán mercado".
Son dos directrices clave que dio ayer la presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), Danièle Nouy, en un foro repleto de máximos responsables del sector financiero a nivel mundial organizado en Madrid por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).
"Hay que aprovechar la tecnología, ser reactivo y diversificar las actividades" con salidas al exterior en el caso de contar con capital suficiente, conminó la jefa máxima de la supervisión europea. Su organización ha incluido entre las prioridades este año chequear si el modelo de negocio de cada entidad es rentable. Nouy defendió que el MUS no prescribe estrategias, pero que un modelo "sostenible" es aquel que permite a una entidad "ser rentable" y aumentar su fortaleza. Si no lo consigue, refirió que tocará "hacerse preguntas" y el consejo de administración de la entidad financiera deberá "cambiar la estrategia".
Ingresos por comisiones
La jefa del mecanismo de supervisión admitió que la situación de bajos tipos de interés es muy complicada para el sector, sobre todo en aquellas entidades que obtienen ingresos "básicamente del spread" -dependen de los diferenciales aplicados al crédito-. Reconoció que los márgenes que se obtienen por esta vía son escasos, por lo que animó a aumentar las comisiones por servicios, algo que ya están haciendo todos y por eso se hace más difícil.
Bajo esta realidad insistió en que una vía clara para mejorar la cuenta de resultados es el control de los costes sobre ingresos. A su entender el ratio es muy elevado en la banca europea y hay margen de mejora. En España las entidades ya están utilizando esta palanca, con severas y sucesivas reducciones de personal y red comercial, fruto, en parte, de la profunda oleada de fusiones vivida desde 2010. No obstante, Nouy citó la concentración como uno de los resortes para mejorar la rentabilidad, sobre todo en algunos países donde la fragmentación es alta.
En su intervención también se refirió a los retos que encara el brazo supervisor del BCE. Entre ellos, destacó profundizar en la armonización de las reglas nacionales y vivigilar, además de la rentabilidad, que la banca lleva a cabo la limpieza de balances, una vez identificada la cartera tóxica.
Nouy no es partidaria de incrementar las exigencias de capital para dejar margen de maniobra al propio supervisor, si decide imponer recargos adiciones por riesgos. Y tampoco bendice la idea de tratamientos distintos entre entidades grandes y pequeñas. Aún así consideró razonable cierta proporcionalidad en la exigencias, dependiendo del tamaño, como conceder más tiempo a la hora de retirar las normativas singulares de cada país.