
El tira y afloja que durante más de un año han mantenido CaixaBank e Isabel dos Santos por BPI parece que por fin se inclina a favor del banco español. El Gobierno portugués, tal como adelantó ayer elEconomista, confirmó el mismo lunes que ha dado luz verde a una ley que permite eliminar las restricciones a los derechos de voto en las instituciones financieras. Con este nuevo marco jurídico como respaldo, el banco español puede estar algo más seguro de que en, esta ocasión, sí va a conseguir su objetivo, que no es otro que lograr el control efectivo de BPI, tanto económico como político.
El propio Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, reconocía ayer en un encuentro con analistas que la oferta de adquisición que a primera hora había lanzado sobre BPI era la mejor alternativa para este banco "y para los accionistas de CaixaBank".
El banco español ha hecho una oferta de adquisición voluntaria sobre la totalidad del capital de BPI a 1,113 euros por acción. La oferta está condicionada a que CaixaBank supere el 50% del capital, a que se eliminen las limitaciones sobre los derechos de voto (actualmente en el 20%) y a que los reguladores la aprueben.
Con este precio, la inversión que tendrá que hacer el banco español para controlar BPI nunca será superior a los 906 millones de euros. Este precio sería el que tendría que pagar si su participación alcanzara el 100 por 100 de BPI. Sin embargo, no es el escenario que maneja el banco. Su objetivo es que BPI continúe cotizando en bolsa y, de hecho, para alcanzar una posición de control (el 51% del capital) solamente tendría que invertir 112 millones. Si la eleva hasta el 70%, la cifra se incrementaría 420 millones.
Dos tiempos, dos ofertas
El precio de la opa de CaixaBank no ofrece ninguna prima sobre la cotización de BPI en seis meses; lo que es una clara diferencia respecto a la lanzada en 2015. Entonces, la oferta se realizó a 1,329 euros por título, lo que representaba un precio un 20% superior al registrado por BPI en los seis meses previos. Las acciones del banco luso están suspendidas de negociación desde el pasado 8 de abril, cuando cerraron a 1,191 euros. La diferencia entre ambas valoraciones refleja el distinto momento que vive la banca en general entre un año y otro; y el BPI, en particular. El propio Gonzalo Gortázar explicó que el sector había caído un 26% en el último año.
En cuanto al banco portugués, la continuada negativa de Isabel dos Santos a alcanzar un acuerdo (la oferta de compra de CaixaBank se precipitó después de que la angoleña rompiera los términos del acuerdo alcanzado con el español justo una semana antes) le había puesto en una situación complicada. El Banco Central Europeo (BCE) todavía no ha multado a BPI por no haber reducido su exposición a Angola, pero, sin un acuerdo entre sus principales accionistas, la situación se volvía crítica.
Por ello, uno de los primeros movimientos realizados por CaixaBank ha sido informar al BCE de su oferta de compra sobre BPI y pedirle que no sancionara el banco.
A la espera del supervisor
Gortázar adelantó el lunes a los analistas que confía en que la respuesta del BCE sea positiva. También confirmó que dialogarán con la entidad a lo largo de los próximos días para explicarle la operación. Por el momento, lo que todavía no se conoce es qué planes valora CaixaBank para la participación de BPI en Banco de Fomento de Angola (BFA).
La ruptura de las negociaciones con Dos Santos no auspician que alcanzar un acuerdo con ella sea fácil. En principio, una de las líneas claves del trato, que quedó invalidado el domingo, establecía que la empresaria compraría la participación de BPI en BFA. La angoleña cuenta con un derecho de tanteo en cualquier posible venta de la participación. La otra posibilidad sería retomar el plan de integración de todos los activos africanos de BPI en otra compañía que cotizara en bolsa.
Isabel dos Santos también bloqueó esta posibilidad en la junta de BPI, pero, una vez que sea eliminada la restricción sobre los derechos de voto en el banco luso, tendrá más complicado imponer su voluntad.
De hecho, la compra de BPI incluyendo la participación en BFA, puede haber sido clave en el precio ofrecido por CaixaBank. Según cálculos de la propia entidad, dependiendo del grado de aceptación de la oferta (véase gráfico), la operación reducirá en mayor o menor medida el ratio de capital CET 1 Fully Loaded.
En todos los supuestos, la oferta habría reducido la cifra de 2015 (11,6%) por debajo del 11%, que es el objetivo mínimo que se ha comprometido a mantener y que ha reiterado.
No obstante, en la propia documentación remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), CaixaBank reconoce que la "potencial" venta de la participación de BPI en Angola reduciría el consumo de capital.
Gortázar, por su parte, quiso dejar claro ante los analistas que independientemente de que BPI tenga que desinvertir en BFA por riesgos, es una división muy rentable. Destacó que su ROE (retorno sobre el capital) fue del 32% en 2015, cuando mejoró su beneficio neto un 16%.