Banca y finanzas

Los accionistas ensalzan la figura de Emilio Botín y lamentan el nuevo dividendo

Santander, 27 mar (EFE).- Varios pequeños accionistas han aprovechado hoy la junta del Banco Santander para ensalzar la figura de Emilio Botín y elogiar su legado, pero también la oportunidad para trasladar públicamente su malestar por la nueva política de dividendo del grupo.

A principios de este año, la entidad anunció por sorpresa una ampliación de capital de 7.500 millones de euros y su disposición a retribuir a los accionistas básicamente en efectivo, aunque eso suponía que el dividendo con cargo a 2015 se reducía un 66,6 %.

El Banco Santander optaba por pagar 0,20 euros y rompía con la tradición de repartir 0,60 euros cada año por título, aunque pocos cobraban esta cantidad en efectivo porque el grupo daba opción a que se recibieran acciones y esta fórmula era elegida mayoritariamente.

Esto hacía que continuamente la entidad tuviera que ampliar su capital, aunque fuera en pequeñas proporciones, por lo que el consejo de administración presidido por Ana Botín adoptó una nueva política de dividendos, que ella considera "buena para el banco y buena para todos los accionistas".

Sin embargo, varios de los que han tomado la palabra han afeado esta decisión, han amenazado con dejar de ser accionistas del Santander, "por mucho cariño" que tengan al banco, y han considerado que, con decisiones como ésta, parece que la nueva presidenta ha entrado al grupo "como un elefante en una cacharrería".

Los accionistas han coincidido en que la posibilidad de cobrar 0,60 euros de dividendo cada año les permitía ayudar a sus familias, e incluso alguno recordó que a su padre, "don Emilio", le gustaba salir "sonriendo y sacando pecho" porque "pagaban 100 pesetas".

El banquero, que falleció en septiembre, recibió un pequeño homenaje de los intervinientes, pues uno consideró que se fue por "la puerta principal" del banco, otro destacó su enorme contribución con Cantabria y varios reconocieron que "siempre estará presente en la memoria de todos".

Entre otras cosas por una política de dividendo muy diferente a la actual, aunque la presidenta había insistido durante su discurso en que el banco, en línea con lo que había sido lo habitual antes de la crisis, volvía a dar "gran importancia al pago en efectivo, no dilutivo y que sea sostenible y creciente de acuerdo con los resultados del grupo".

El objetivo del grupo es que el dividendo suponga entre el 30 y el 40 % del beneficio recurrente, después de una ampliación de capital que algunos accionistas reconocen no entender y otros se quejan por no haber podido participar en ella.

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