
La banca andorrana tuvo desde hace décadas interés por extenderse en España. Un país que supone para esta banca un mercado natural de expansión y con un tamaño considerablemente mayor, donde desarrollar la actividad de banca privada o cualquier otro negocio relacionado con la captación de patrimonio, que es el nicho que les interesa.
Sobre ella pesaba, sin embargo, la dificultad de proceder de un paraíso fiscal, sin que existiera un procedimiento entre ambos países que paliara la opacidad de su operativa.
A pesar de ello, Crèdit Andorrà hace el primer intento en 2007, cuando compra la mayoría del capital de Valira Capital, una gestora de fondos de inversión puesta en marcha ese mismo año por Carlos Fernández Rubies y Santiago Moro, que retienen el 40 por ciento del capital.
Para la entidad andorrana, según aseguran fuentes financieras, el que contara entre sus directivos con profesionales de una larga trayectoria en la gestión de fondos era una garantía para no levantar suspicacias de los reguladores.
Sin embargo, esta primera experiencia de la banca andorrana en nuestro país no concluye con éxito. En 2014 se liquida el último de los fondos que permanecían activos, tras languidecer la firma en los años anteriores.
El mismo modelo, el de colocar en la directiva de la entidad española a un economista o profesional de larga trayectoria es el modelo que siguen todas las entidades andorranas en sus compras sucesivas.
El segundo intento por establecerse en nuestro país procede de BPA. En marzo de 2010 llega a un acuerdo con la Kutxa para comprar Banco Madrid por 100 millones de euros. El Banco de España pone reparos y eso alarga el permiso para controlar el banco, que no llega hasta más de un año después. El gobernador, además, impone como presidente a José Pérez, un banquero formado durante 25 años en el Banco de España, mano derecha de Luis Ángel Rojo, y que había tenido un papel destacado en la puesta en marcha de las Sip de las cajas de ahorros desde su cargo de presidente de Intermoney.
Poco después llega el acuerdo entre Andorra y España para dotar de algo más de transparencia al sistema y poder tener acceso a las cuentas de aquellos clientes de los que se sospeche de que sus fondos tienen un origen ílicito. Y Banco de España y la autoridad financiera andorrana, el INAF pactan una cotutela.
Esto abre la puerta a una mayor presencia de entidades del pequeño país vecino y así se materializa en los meses siguientes.
Crédit Andorrá vuelve a la carga, esta vez para hacerse con el 85 por ciento de Banco Alcalá que compra a la familia Argüelles. Esta familia, con el 15 por ciento restante también permanece en la presidencia y al frente de la gestora, siguiendo con el modelo andorrano en España.
Después vino la disputada compra de Inversis, que parecía que se iba a llevar BPA, pero que, tras la intervención de la familia March, accionistas significativos, fue a parar a su rival Andbank, que daba así su salto a tener una franquicia en España.
El último de los bancos andorranos, MoraBanc, compró el 85 por ciento de Tressis, una gestora de fondos. La operación está pendiente de los últimos permisos, pero Morabanc ya ha anunciado que mantendrá al equipo directivo.