
El ICO quiere potenciar su rol para no solo ayudar a la economía en momentos de crisis y llevar la financiación allí donde la banca no llegue. La entidad ha reformulado su plan estratégico 2022-2027 para incorporar una mayor actuación a través del crédito directo, es decir, operaciones donde el organismo estudia, concede y asume el riesgo. Su foco serán sectores o negocios mal abastecidos por las entidades de crédito por su mayor perfil de riesgo y se apoyará en el Banco de España para identificar dichos "fallos de mercado".
El organismo supervisor compartirá con el ICO información anonimizada, pero de alto valor sobre posiciones de riesgos de las compañías y de los tipos de interés aplicados en las financiaciones para que pueda mapear el mercado e identificar los segmentos a atacar, en virtud de un convenio suscrito por ambas entidades a finales de junio.
El Banco de España le suministrará series históricas de dudosos y morosos por sectores económicos o actividades siguiendo la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) desde el año 2007, así como de posiciones empresariales sin impagos. De forma adicional, tendrá acceso al tipo de interés promedio aplicado en las nuevas operaciones por la banca, teniendo en consideración esos mismos parámetros.

Pymes e intangibles
El objetivo es identificar los negocios, clientes o segmentos de actividad que mayores problemas tienen en el acceso a la financiación y la información sobre precios debería ayudarle a fijar su propuesta. La normativa europea sobre ayudas públicas impide al organismo realizar ofertas a precios inferiores a los del mercado, de ahí la necesidad de conocer cómo cierran las transacciones.
Con el repositorio de datos podrá diseñar modelos internos que permitan mejorar sus instrumentos de financiación, sin comprometer la estabilidad del ICO, máxime cuando los clientes y proyectos con mayor dificultad de acceso al crédito bancario son los de mayores riesgos.
En términos generales, las dificultades las enfrentan pequeños negocios, que carecen de los ratings de solvencia de las grandes empresas o de sus contabilidades en cuentas; compañías recién creadas o startups y proyectos innovadores.
Entre sus prioridades figura, de hecho, apoyar a pymes sin historial bancario para ayudarles a crecer y mejorar su resiliencia ante futuros desafíos económicos, y a las pymes infracapitalizadas con alto potencial de crecimiento; así como desplegar instrumentos para financiar intangibles tales como licencias, marcas, formación y digitalización, esenciales para mejorar la competitividad y productividad de la economía.
Como entidad pública empresarial, el ICO ha ejercido históricamente un papel contracíclico, ayudando con financiación y liquidez a las compañías y negocios para favorecer su continuidad y preservar sus puestos de trabajo. Tras la crisis inmobiliaria y financiera, el organismo llegó a movilizar más del 11% del total de nuevas financiaciones a pymes. Con las Líneas de Avales Covid-19 otorgó 107.187 millones de euros en avales, que se tradujeron en 140.737 millones de liquidez movilizada. Es un tipo de instrumento que también se utilizó, por ejemplo, para los problemas derivados de la guerra en Ucrania y la Dana.
En los momentos de crecimiento su operativa suele reducirse, al desaparecer esos problemas masivos para los negocios y dado que la banca puede fondear también los recursos para prestar sin problemas. Su visión es aprovechar su capacidad en todo momento, atacando ahora también los fallos del mercado.