
Más de 14 meses después del lanzamiento de la opa por parte de BBVA y a escasas semanas tanto de la apertura del canje como de las juntas convocadas por el Sabadell para aprobar la venta de TSB y el macrodividendo, el vallesano se prepara a desvelar una carta más en su estrategia contra el banco vasco. Este jueves, la entidad presidida por Josep Oliu presentará su plan estratégico para el trienio 2025-2027 en el que mostrará todo el potencial de su músculo financiero a medio y largo plazo para disuadir a sus accionistas de abandonar el barco y comprometerse en una integración con el bilbaíno. Para seducir a sus dueños, la nueva hoja de ruta se apoyará en tres grandes palancas: unas ambiciosas metas en rentabilidad, la promesa de una jugosa remuneración al accionista sostenible en el tiempo, y un claro foco hacia el crecimiento en España, tras acordar la cesión de su filial británica TSB al Santander.
El banco desveló en enero que estaba inmerso en la preparación de un nuevo plan de acción plurianual para guiar su actividad en solitario, pero que estaba esperando a hacerlo público en la recta final de la opa. La jugada es maestra: la estrategia dará visibilidad a lo que pueda ocurrir después de la operación y al poner sobre la mesa unas audaces proyecciones de crecimiento, el vallesano espera convencer a los accionistas más indecisos de la solidez de su proyecto.
Es un as por debajo de la manga más que se sacará justo antes de que sus accionistas estén llamados a tomar la decisión clave. Se prevé que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) autorice el folleto de la opa con la actualización de las sinergias previstas por BBVA antes de final de este mes. A partir de aquel momento, el vasco tendrá hasta cinco días para publicarlo, dando el pistoletazo a la transacción.
Será la segunda hoja de ruta elaborada con César González-Bueno a la cabeza del banco. El último plan estratégico que la entidad elaboró era para el período 2021-2023, pocos meses después de su fichaje en sustitución de Jaime Guardiola y de que impulsase una reorganización de negocio con foco en el cliente y la rentabilidad. El año pasado no fijó objetivos financieros a largo plazo, ya que se limitó a compartir unas guías crecientes que ha ido superando, sorprendiendo al mercado con unos resultados excelentes y elevando las expectativas de los analistas en beneficios y dividendos.
A principios de 2024, Sabadell proyectaba una rentabilidad sobre activos tangibles (RoTE) superior al 11,5%, objetivo que elevó a más del 13% en junio y que acabó superando con creces, al cerrar el año con un 14,9%. La senda continuó al alza en el primer trimestre de 2025, con un RoTE del 15%. De momento, la meta marcada para el conjunto de este año es un 14% y la entidad prevé superarla en 2026. El mercado está expectante de conocer si Sabadell mantendrá estas perspectivas o las mejorará de cara al trienio, al tener en cuenta que el banco optó por deshacerse de lo que, hasta hace poco, consideraba como el principal vector tractor de su rentabilidad: su negocio británico.
La venta de TSB está pendiente de ser aprobada en la junta de accionista convocada para el 6 de agosto, con lo cual es previsible que la nueva estrategia del vallesano incluya dos diferentes escenarios: uno, el más probable, sin TSB y otro, con la aportación de la filial, en el caso de que su cesión no salga aprobada.
En todo caso, tras apostar por vender el negocio al otro lado del canal de la Mancha, la entidad se centrará en acelerar en España, un entorno que considera muy favorable para crecer debido a un cuadro macroeconómico robusto y de muy bajo riesgo. "Se valora cada vez más que las empresas se especialicen en un mercado y desde hace tiempo creo que el mercado esperaba que tuviéramos el foco en España, un mercado donde tenemos un gran futuro", apostilló hace dos semanas González-Bueno.
Dividendos sostenibles
Pero quizá el elemento que más de todos estará bajo la lupa de los accionistas será la capacidad del banco de seguir devolviéndoles un apetitoso bocado a lo largo del tiempo. Con el macrodividendo extraordinario relacionado con la venta de TSB, también pendiente de aprobación en junta, la entidad casi triplicó la cantidad comprometida a sus dueños para este año, al pasar de 1.300 a 3.800 millones. El presidente del Sabadell, Josep Oliu, hizo hincapié en que el dividendo extraordinario de 2.500 millones lo cobrarán el año que viene solo aquellos que sean accionistas del banco en aquel momento. Es decir, quien acuda a la opa no tendrá derecho a percibirlo.
Un astuto mecanismo de defensa frente a la opa de BBVA, aunque los accionistas querrán garantías de que el premio para ellos no se desinfle a lo largo de los años, con lo cual cualquier compromiso al respecto podrá inclinar la balanza hacia un lado u otro a la hora de decidir si acudir o no al canje del vasco.