
CaixaBank, BBVA e Iberpay dan el pistoletazo en España a una nueva modalidad de pagos que se está desarrollando en Europa y es susceptible de sustituir con el tiempo a algunos de los métodos de cobros más extendidos en la actualidad. Las entidades ruedan el primer piloto interbancario del llamado request-to-pay-SEPA en la jerga técnica (solicitud de pago) y que, de manera gráfica, implica que una empresa o particular podrá emitir un cobro a clientes, amigos o proveedores para que abonen al instante sus recibos o cuentas pendientes. A título de ejemplo, una teleco o una compañía energética podría, sirviéndose de este esquema, lanzar el cobro de las facturas a sus usuarios y, con su validación, se hará efectivo el pago inmediato.
La gran revolución del esquema es que el abono se produce en segundos nada más obtener la conformidad del pago por parte del receptor, sin necesidad de esperar los dos tres o días que actualmente emplean algunos sistemas para su ejecución completa como los extendidos adeudos en cuenta con los que se resuelven las domiciliaciones de recibos; y con la posibilidad añadida de girar las peticiones de cobro en cualquier momento porque el sistema opera 24 horas al día, los 365 días del año.
Entre los potenciales casos de uso, actualmente en estudio y desarrollo, figuran el cobro de recibos para los proveedores habituales de servicios tales como el suministro de agua, telefonía, luz o gas, pero también un particular podría utilizarlo para girar una solicitud de ingreso del alquiler de una vivienda a su inquilino; una compañía, de cualquier sector, podría gestionar los cargos con sus proveedores, un gimnasio gestionar sus recibos con clientes, un colegio con sus asociados o, incluso, facilitará a las administraciones públicas girar las tasas, entre otras múltiples aplicaciones. El sistema permite programar cobros recurrentes y masivos e, incluso, con pago a plazos.
Cobrar impuestos o el alquiler
La prueba piloto que ruedan CaixaBank y BBVA, apoyándose en las infraestructuras de Iberpay, es la primera operativa interbancaria que se lanza en Europa, es decir, que involucra a varias entidades y los bancos barajan el lanzamiento comercial entre clientes del producto después del verano.
CaixaBank va adelantado en el rodaje del modelo de pago porque fue el primer banco de Europa en homologarse para utilizarlo ya en 2023 de la mano de Iberpay y el pasado año lo puso en catálogo, pero con un uso restringido a su perímetro al no existir las operaciones interbancarias que ahora echan a andar. Su foco se ha limitado, por tanto, a operaciones donde la entidad es a la vez el banco del cliente que ordena el cobro y del cliente que lo valida, y con un uso específico en el recobro de recibos devueltos para firmas como Carrefour. Desde su puesta en marcha ha superado las 350.000 operaciones, con una tasa de éxito en el recobro para Carrefour superior al 30%. Ahora y gracias a la conexión de la operativa interbancaria ultima otros usos comerciales que lanzará este año, explican en el banco.
La aproximación de BBVA al request to pay permitirá a los clientes elegir los casos de uso que consideren más oportunos y se adecúen mejor a su negocio, indican desde la entidad. Entre otros apunta que podrán solicitar el pago a otra empresa o a un particular, pueden ser cobros y pagos B2B -entre particulares-, cobros recurrentes, cobro de deudas o, incluso, pagos a las Administraciones Públicas si lo habilitan y pudiendo realizar la operación conociendo el NIF o CIF del deudor en lugar de su IBAN. Su previsión es meterlo en catálogo comercial a la vuelta del verano.
La nueva solución fue regulada en 2021 por el Consejo Europeo de Pagos (EPC) para el área de pagos SEPA, es decir, para la zona en la que ciudadanos, empresas y otros agentes económicos pueden hacer y recibir pagos en euros. En la práctica significa que el esquema está disponible para ser utilizado por más de 4.500 bancos en 40 países y con 800 millones de cuentas.
En España se ha creado con Iberpay en el eje, sociedad que surte de autopista que gestiona el Sistema Nacional de Compensación Electrónica (SNCE) y que ha realizado a su vez el correspondiente piloto con la cámara de compensación EBA Clearing, lo que permite a cualquier entidad interesada engancharse al sistema a través de alguna de ellas, y ejecutar operaciones en menos de un segundo desde cualquier punto de Europa porque los raíles están puestos. "Haríamos tantas conexiones como fueran necesarias para cubrir el área completa", explican fuentes financieras.
En algunos países como Italia trabajan contrarreloj para una pronta acuñación y en España la mayoría de entidades ha seguido muy de cerca el proyecto porque forman parte del grupo de trabajo capitaneado por Iberpay, y la expectativa es que a lo largo de 2025 y en 2026 se adhieran varias entidades más. En cualquier caso, arranca ya fuerte porque solo BBVA y CaixaBank acumulan el 40% del total de mercados de pagos.
Este tipo de cobros funciona en tiempo real, no requiere autorización previa del pagador aunque sí su conformidad, de forma que ofrece mayor control y transparencia al deudor en comparación a un cargo automático de un adeudo. Está diseñado para un uso universal, desde cualquier cuenta bancaria de la zona euro y sin restricciones, y permite incorporar en el servicio de mensajería con el aviso del cobro la documentación correspondiente (facturas y otros documentos), algo que no incluyen otros adeudos.
Para el ordenante, hace más eficiente la gestión de sus cobros y pagos y facilita una conciliación bancaria, agilizando la operativa contable frente a otros mecanismos de cobro. Se ve, de hecho, como una revolucionaria solución para la operativa entre empresas y con sus proveedores y en las operaciones de factoring, al permitir automatizar los pagos, incluso a plazos y conciliar a la vez los apuntes contables.
Los ciudadanos recibirán las solicitudes de pago en su canal bancario habitual (app o banca online), garantizando así la completa seguridad de las operaciones, y contarán con el poder de abonarla o repudiarla. Pero el sector descarta que abone la picaresca o el impago, ya que el emisor tendrá la respuesta al instante y puede reclamar de nuevo el abono, mientras que en los tradicionales adeudos el cliente dispone de tres meses para devolver facturas, pudiendo llegar el reembolso a los 13 meses. Son incidencias que normalmente están ligadas a errores en facturas o cobros que el emisor podrá comprobar ahora casi en tiempo real si le repudian un cargo.
El sector cree que los primeros casos de uso serán para espacios nuevos donde no dominan otros métodos de pago, pero que a largo plazo acabará produciéndose migraciones al nuevo esquema por todas las ventajas incorporadas. Su avance podría verse además favorecido por la normativa que entró en vigor en enero y obliga a los bancos a ofrecer el servicio de transferencias inmediatas a sus clientes (aquí es el titular el que ordena el pago, no el cobro).