Banca y finanzas

BBVA acelera la limpieza del balance: vende 600 millones en deuda morosa sin garantía

  • Oferta la cartera Sayara, con préstamos sin colateral, tras vender 270 millones a Axactor
     

BBVA pisa el acelerador en la limpieza del balance. El banco ha puesto al mercado una cartera de préstamos vencidos con un valor nominal bruto de alrededor de 600 millones de euros. Según fuentes del mercado, el porfolio, bautizado como proyecto Sayara, integra deudas sin garantías (unsecured, en el argot técnico). El banco eludió realizar comentarios sobre la operación.

La colocación de la cartera seguiría a la venta en junio de un porfolio de características similares que traspasó al grupo noruego Axactor, compuesto por créditos dudosos al consumo firmados con particulares valorados en aproximadamente 270 millones y que recibió el nombre de Proyecto Estoril.

El grupo vasco, como la gran mayoría de entidades financieras, recurre con frecuencia a la desinversión de deuda con impagos como fórmula para evitar que los activos tóxicos se atasquen en el balance. Son transacciones que redundan en mejoras del ratio de morosidad, al tiempo que liberan al personal de las gestiones asociadas al proceso de recuperación de deuda y que se traspasan a especialistas.

Mejora en la morosidad

En 2023 adjudicó la cartera Nairobi, también de crédito sin garantía, con un valor bruto aproximado de 500 millones en dos tramos al grupo KRUK y a GCBE, servicer o plataforma de gestión de crédito de Cerberus. En 2022, fue también Axactor el que se impuso en la carrera por adquirir el Proyecto Neila, otro porfolio similar con un valor nominal de 730 millones.

Desde 2017, BBVA ha sido, en la práctica, una de las entidades más activas en la colocación también de exposiciones en financiación y activos inmobiliarios con transacciones así. Ese mismo año enajenó préstamos para promoción inmobiliaria con un nominal de 600 millones a través de la cartera Jaipur; al año siguiente repitió transferencia con el proyecto Sintra, por 1.000 millones, y en 2021 transfirió a KKR otro porfolio de préstamos y activos inmobiliarios procedentes de la extinta Unnim, con un valor bruto de 700 millones de euros.

A finales de junio tenía 15.544 millones de euros en riesgos dudosos -tres cuotas mínimas impagadas-. Supone una tasa de morosidad limitada al 3,3% frente a los 405.021 millones financiados en stock, que se encuentran respaldados por una hucha de provisiones que cubre al 75% dicha exposición. Ha etiquetado otros 39.298 millones de créditos como Stage 2 o "dudosos subjetivos" -operaciones al corriente de pago que pone bajo vigilancia y provisiona por prudencia aunque no hayan impagado-.

Más de 10.000 millones

La compraventa de activos improductivos ha cogido velocidad este año. En el primer semestre y según datos de la consultora Atlas Value Management, la banca y los fondos enajenaron carteras con créditos fallidos o dudosos y con inmuebles por un valor bruto de 10.107 millones de euros. Las transacciones completadas durante todo 2023 habían alcanzado los 13.500 millones.

La gran operación del ejercicio ha sido la compra del servicer Zolva y de su cartera de 6.000 millones en morosos sin garantía por parte de GCBE Advanced Solutions, propiedad del fondo estadounidense Cerberus, pero la banca ha cerrado también diferentes transacciones de cierta dimensión.

Aunque el recurso a estas desinversiones es habitual entre bancos, financieras y fondos, el 77,72% de las ventas las acapararon solo cinco grandes vendedores el año pasado porque se dieron varias operaciones de elevada dimensión. Sareb lidera el ranking, con 3.000 millones enajenados; seguido por Santander (2.928 millones), Blackstone (2.000 millones), Deutsche Bank (1.380 millones) y CaixaBank, con 1.204 millones traspasados en diferentes operaciones.

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