Banca y finanzas

Día "D" para BBVA: ¿qué se juega el banco en la cita con los accionistas?

BBVA celebra mañana una junta emblemática. El banco lleva solo un tema y dos puntos en el orden del día: solicitar permiso a sus accionistas para ampliar su capital en hasta un 20% a fin de atender el canje accionarial propuesto a los dueños de Sabadell (un título propio por cada 4,83 del catalán), y pedir autorización también para que su consejo de administración pueda ejecutarla en su momento.

Supone la primera de las autorizaciones que BBVA necesita para poner en marcha la compra junto al plácet del Banco Central Europeo (BCE) y la aprobación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) al folleto de la opa. La transacción también está sujeta a la aprobación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y de la PRA.

De hecho, esa ventana que se abrirá al accionista de Sabadell para aceptar o no la oferta es susceptible de retrasarse hasta finales de este año o, incluso, principios de 2025, precisamente por los tiempos que requieren las autorizaciones regulatorias.

Sin embargo, la junta reviste una importancia crucial tanto para el lanzamiento del proceso como porque implica casi un plebiscito a la apuesta o recabar el apoyo al, probablemente, mayor movimiento estratégico del grupo en los últimos años, pese al rechazo suscitado en el Sabadell y el Gobierno. Ocurre en un tiempo, además, significativo porque el presidente del banco, Carlos Torres, y el consejero delegado, Onur Genç, someterán sus puestos a renovación el próximo año en otra junta, al vencerles para entonces su mandato.

Quorum necesario

No hay, en principio, riesgo de que la aprobación de la opa fracase por falta de quorum. Solo se frustraría de no reunir el 25% del capital de BBVA entre inversores presentes y representados. Si el quorum se situase entre el 25 y 50% precisa el apoyo de dos terceras partes del accionariado y mayoría con porcentajes superiores.

La dirección del banco se ha volcado en movilizar a los accionistas en dos flancos. De un lado, han desplegado reuniones con inversores y analistas para persuadirles del sentido de la transacción y trasladar sus números, de otro han volcado la red de oficinas para que animen a los pequeños inversores a delegar su voto en el consejo.

Se presume una movilización superior a otras juntas donde la concurrencia han excedido tradicionalmente el 60% (65,3%, por ejemplo, en 2022; un 65,2% en 2023 y un récord del 71% en la última, celebrada en marzo pasado).

El consejo del Sabadell ha rechazado la operación por considerar que infravalora su proyecto y la capacidad para retribuir al inversor. Se estima que ambos bancos comparten unos 70 grandes inversores institucionales que tendrán que votar mañana y decidir después si venden o no sus acciones.

Hasta entonces transcurrirán, al menos dos trimestres, donde ambos bancos, pero sobre todo Sabadell, buscarán enseñar al mercado su capacidad de mejorar las cuentas y el negocio, como aval para una ulterior remuneración al inversor.

BBVA asegura que no mejorará la oferta que en su origen llevaba implícita una prima del 30%. Un gran mayoría de expertos y bancos de inversión opina, en cambio, que sí elevará su atractivo en el último momento con un pago en metálico, que no tiene que volver a ser aprobado en otra junta.

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