
La subida de tipos y las incertidumbres complican el escenario al ecosistema fintech al endurecer su financiación. Según Arturo González, presidente de la asociación Aefi creada para representar al sector y ayudarle a levantar corsés para favorecer su desarrollo, las compañías están ajustando estrategias para encarar el reto. Lamenta la existencia de barreras "burocráticas, legales, fiscales y supervisoras" frente a otros países con "mejor clima" al emprendimiento y solicita una lanzadera pegada al sandbox para que el capital privado entre el arranque de proyectos.
¿En qué momento se encuentra el ecosistema 'fintech'?
En España la capacidad de innovar y de hacer desarrollos tecnológicos relacionados con la innovación es de posición de liderazgo a nivel europeo y a nivel mundial. Sin embargo, adolecemos de madurez en algunos elementos necesarios para que esas iniciativas que surjan puedan evolucionar a tamaños significativos.
¿Qué tipo de elementos?
Por ejemplo, el capital de riesgo no tiene el grado de madurez que en otros países, aunque ha mejorado mucho. La regulación y la supervisión tiende a ser conservadora y, en general, el clima para favorecer el emprendimiento está lejos de otros países. Suecia, por ejemplo, es un país que tiene del orden de 6 millones de habitantes y en el ámbito fintech cuenta con varios unicornios. Desde Tink, a Klarna, Trustly, etc. En España yo no conozco ninguno.
¿Qué falta o falla en España para contar con ese clima más propicio?
Hay un exceso de trabas burocráticas, la estructura del mercado laboral es muy rígida y el coste unitario es alto. La estructura fiscal no es muy incentivadora. Vivimos en un mundo abierto, nos guste o no. Entonces competimos con países en el ámbito fintech y cosas que podría estar haciendo España las están haciendo países como Irlanda, como Lituania, como Malta, etc.., cuando tenemos ciertas ventajas competitivas y podríamos estar por delante. Me parece triste que haya empresas españolas que tengan que licenciarse en estos países para poder crecer.
¿Se está produciendo fuga de talento a jurisdicciones más amables?
El talento no se marcha, más bien al contrario. Lo que vemos es que empresas no españolas se establecen virtualmente en España y contratan talento español y, en muchos casos, sus directivos se vienen a vivir porque aquí se vive muy bien, pero a efectos fiscales y demás se mantienen en sus países de origen. Málaga es un ejemplo magnífico. Allí tenemos un montón de empresas de Reino Unido y de otros países, pero la sede fiscal y el Estado que recoge los beneficios principales es Reino Unido. Estamos renunciando a una parte muy buena por la falta de visión estratégica en cuanto a fiscalidad, facilidad para el emprendimiento, eliminación de trabas burocráticas, etc. Hemos dado pasos en la dirección correcta con la Ley de Startups y la ley Crea y Crece, pero todavía nos queda mucho camino por recorrer.
¿Qué ofrecen en términos fiscales?
Tienen varias cosas. El impuesto de sociedades en algunos países es significativamente menor y la certidumbre fiscal mucho mayor. En España tendemos a hacer la ley innecesariamente compleja, difícil de interpretar y, al final, en el caso fiscal, en cierta medida, el derecho de la carga de la prueba recae en el contribuyente, no en la Agencia Tributaria. Yo creo que esto es desincentivador.
¿Qué efectos positivos están provocando la Ley Crea y Crece y de la Ley de las Startups?
Es demasiado prematuro aún, pero hay cosas que producirán un beneficio en el corto medio plazo.
¿Y el 'sandbox'? Aefi apadrinó e impulsó su creación y parece que los procesos van más lentos de lo deseable para la innovación ¿se necesita dar una vuelta al proyecto?
Se le está dando la vuelta. Empezamos con mucha fuerza y mucho ímpetu y tuvimos un desencanto por parte de muchos de los que presentaban propuestas porque decían que las exigencias del Sepblac y de la Agencia de Protección de Datos eran demasiado elevadas, que iban con la mentalidad supervisora tradicional, cuando precisamente aquí se trata es de facilitar las cosas y hacer una supervisión ligera, a expensas de ver si el proyecto tiene sentido y tiene cabida. Pero, afortunadamente, se han dado pasos en la dirección adecuada y espero que los frutos se vayan recogiendo y el desánimo que hubo por parte de algunos que presentaban proyectos desaparezca.
¿Debería incorporar alguna otra mejora para ganar efectividad?
En el modelo actual del sandbox hay convocatorias. Creo que son dos al año y seis meses, en un contexto innovador, es mucho tiempo, especialmente si, como pasa con frecuencia, te pierdes una ventanilla por algún retraso de cualquier tipo porque te vas a un año de retraso. Ahí lo que proponemos es que la ventanilla esté siempre abierta como sucede en el Reino Unido. También, probablemente, la creación de algún tipo de lanzadera, una incubadora muy pegada al sandbox para facilitar que otras partes de proyectos nuevos se puedan mover rápidamente.
¿Una incubadora de iniciativa pública o privada?
No tiene por qué ser pública. Si las cosas se hacen bien, el capital privado estará atraído. En mi opinión, el sector público solo tiene que entrar allí donde el capital privado no llega y siempre en cosas que tengan sentido de utilidad pública.
En los últimos meses hemos visto un descenso de valoraciones en 'startups' y cambios de estrategias...
Aquí pasan varias cosas. Primero, el contexto macro para el emprendimiento no es el más adecuado: inflación elevada, tipos de interés altos, incertidumbre... El dinero es miedoso y esto ahuyenta la inversión en proyectos de cierto riesgo, aunque la situación afecta a todos los sectores de actividad. Pero, por otro lado, la tecnología aplicada de manera disruptiva al sector financiero tiene un futuro incuestionable y, por lo tanto, habrá correcciones, pero vamos a seguir viendo muchos proyectos de enorme valor. ¿Cómo afecta? Depende de en qué parte del sector fintech estés, la tipología de empresa y el grado de maduración. Por ejemplo, muchas empresas que estaban en fase de crecimiento, ante la dificultad de encontrar capital a la valoración adecuada, han entrado en una política de recorte de gastos para acelerar la senda de la rentabilidad. A otras iniciativas en fase muy temprana no les cuesta encontrar capital porque los inversores ven que su salida se producirá en ciclo alcista. Los que lo tienen más complicado son empresas con pocos años en el mercado y que carecen de ingresos recurrentes significativos para atraer determinado capital riesgo. Son las que peor lo pasarán porque no tienen las palancas adecuadas para sobrevivir, no puedes acelerar la senda de la rentabilidad. No obstante, con imaginación y empeño, es posible salir adelante en muchos casos y la vía fusión o venta temprana puede ser una salida.
¿Qué opinión le merece que la banca pida la misma regulación para el mismo negocio?
Estoy de acuerdo con un matiz. La razón no es tanto, que también, que haya una competencia justa, sino proteger al consumidor. Dicho eso, misma actividad misma regulación no quiere decir que para dar un préstamo o para hacer una operación de pagos tengas que tener una licencia de entidad de crédito. Tiene que haber una proporcionalidad y, afortunadamente, donde antes había una licencia bancaria única, ahora tenemos muchas tipologías de licencias con muy diferentes requerimientos.