Banca y finanzas

La magnitud de la crisis depende del éxito del supervisor en atajarla en poco tiempo

  • A los bancos centrales les toca analizar los riesgos y convencer al parqué
Jerome Powell y Christine Lagarde. Foto: Bloomberg

Las virulentas sacudidas de los mercados a raíz del colapso del Silicon Valley Bank (SVB) y los apuros de Credit Suisse han traído a la memoria la explosión de las hipotecas subprimes americanas en 2008, que hundió a las economías en la mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. Hay similitudes puntuales y nada se parece el fondo del problema porque hoy, sobre todo, la banca está robustecida y saneada, aunque a los supervisores les tocará jugar un rol vital para despejar cuanto antes las dudas y evitar que el histerismo acabe haciendo mella.

"La clave es convertir esta crisis en pasajera. Si tenemos una crisis pasajera no va a tener ningún impacto macro relevante ni nada. Si la crisis acaba siendo menos transitoria, entonces ¡claro, ahí tenemos un problema! porque, si se añade la subida de tipos de interés a esta situación de incertidumbre, los bancos no prestarán, y entraríamos en una dinámica perversa que hay que evitar a toda costa", reflexiona Antonio Carrascos, que vivió en primera línea la crisis financiera de 2008 desde distintas responsabilidades como la de presidente del Frob y consejero de la Junta Única de Resolución (JUR).

Las subprimes eran un tipo de hipoteca de alto riesgo, concedidas en EEUU a clientes con escasa solvencia, que se paquetizaron y vendieron como bonos con elevadísimas rentabilidades. La subida de tipos por parte de la Fed disparó su morosidad y estallaron en los balances de los bancos, muchos europeos y ninguno español. En España no había exposición directa, pero la economía y banca española sufrió una de las mayores correcciones, obligando a la intervención de entidades y la reconversión de las cajas, porque su detonación contaminó a los mercados financieros internacionales, truncó las economías y aquí acabó pinchado una burbuja inmobiliaria que desbordó de activos tóxicos el balance de las entidades.

Buscando paralelismos, el principal es "la mala gestión de la crisis de Lehman Brothers", que desató el pánico. "Esa mala señal que había dado el Gobierno de Estados Unidos dejando caer Lehman extendió el problema a todo el mundo y aquí ha sido algo parecido", repara. En la caída del SVB y la situación de Credit Suisse coincide la deficiente gestión de sus administradores de unos problemas que se agravan por las fugas masivas de depósitos al instalarse el temor entre su clientela, pero, a diferencia de la subprime, los depósitos vuelan a otras entidades sin tener nada que ver con contaminación de las hipotecas basura. No hay agujero con ese movimiento sino traspasos de liquidez. "Esta crisis no tiene nada que ver con la de Lehman con respecto al origen. De hecho, en ese sentido es más parecida a la de 1994 que también se originó por una subida de tipos de interés", apuntan fuentes financieras. "Es verdad que estamos viviendo un nerviosismo en los mercados que, dado el cambio que se ha producido en los últimos 15 años a nivel social, se puede entender. Lo cierto es que a nivel técnico no hay incertidumbre en el riesgo de crédito ni en la valoración de los activos de las carteras y eso es clave para ver qué va a pasar próximamente", precisa un banquero.

"La situación es diferente. La mora está contenida porque las empresas y las familias están mucho menos endeudadas y el endeudamiento es una de las variables claves del auge de la morosidad. Entonces el endeudamiento era del 236% y ahora está en el 151,9%", explica el socio de la Unidad de Regulación Financiera y Riesgos de PwC, Santiago Martínez-Pinna. "Además, ahora los bancos europeos tienen casi el triple de capital que en 2007. Entonces tenían un requerimiento del 8% y ahora están en el 21,9%. En CET 1 se pasa del 2,67% al 10,8%", agrega. "No hay datos objetivos de capital, liquidez, exposición a renta fija, etc., que avale mínimamente este castigo en la bolsa. Aquí estamos ante una situación de incertidumbre sin relación con la situación real de los bancos", coincide Carrascosa.

Los fundamentales de la banca son sólidos pero las dudas prolongadas pueden retraer el crédito

En las entidades financieras bancos y según explica el socio de banca de la consultora Accuracy, Enrique Reina, los problemas más usuales se desatan por un pánico bancario a raíz de un descenso del valor de los activos que provoca un deterioro de capital o si se instala una fuerte desconfianza en la entidad. El banco californiano de las empresas tecnológicas SVB se encuadraría en el primer supuesto y Credit Suisse en el segundo. "Lo curioso, es que, si la percepción del mercado es que la entidad es insolvente, esto bastará para desatar ese pánico y estaremos ante un escenario de profecía autocumplida (CS puede encuadrarse aquí)", indica.

A diferencia de 2008, los supervisores encaran el desafío de gestionar las dudas con una banca fortalecida gracias a las regulacciones que se aprobaron para evitar una repetición de aquella situación. "Las autoridades no estaban preparadas para un problema de esa magnitud y actuaron dubitativamente y descoordinados en un primer momento: Hemos visto que hoy en día ese no es el caso", expone Reina. Entre las fortalezas del actual escenario subraya la solvencia de la banca y sus holgadas huchas de liquidez o que hay, incluso, protocolos sobre cómo actuar en caso necesario. "Hoy en día los bancos cuentan con planes de recuperación y resolución para intentar atajar de forma temprana los problemas de liquidez y solvencia. En caso de quiebra esta también estará planificada evitando los rescates públicos, véase en Europa la creación del mecanismo único de resolución que gestionó la quiebra del Popular", ilustra.

Con todo, la realidad es el episodio de SVB sí ha puesto sobre el tapete el riesgo que entrañan las subidas de tipos para la gestión de inversiones y balances de los bancos. Las recomendaciones del socio de PwC pasan por gestionar la financiación adecuadamente ahora que la barra libre de los TLTRO se ha terminado, analizar los créditos y depurar préstamos, en especial en el caso de las refinanciaciones y reflexionar sobre la utilidad de ciertos modelos internos. Para el expresidente del Frob, la clave es solucionar el problema (SVB y Credit Suisse), algo en lo que se han volcado las autoridades de EEUU y Suiza en los últimos días, y el análisis por parte de todos los supervisores de las vulnerabilidades a subidas de tipos y exigir medidas a las entidades si observa algún problema (el BCE realizó una prueba de tensión a finales de 2022 y ayer aseguró que no hay caída de depósitos y el contagio a Credit Suisse es "inmaterial"). "Es fundamental ir dando señales claras e inequívocas de que no hay problemas en la cartera de renta fija, en la morosidad, en los vínculos con entidades que están teniendo una situación mala... Y con eso hay que intentar restablecer la tranquilidad y la estabilidad financiera y a partir de ahí ya sería volver a la política monetaria que intenta controlar la inflación", indicó.

El difícil manejo de los tipos para bajar precios sin pinchar burbujas

La política monetaria es una arma poderosa para inyectar financiación barata cuando se necesita reactivar una economía o desenfriarla, con el drenaje de liquidez vía subida de tipos de interés, si una inflación desbocada representa una amenaza. Su capacidad de cambiar los ritmos y rumbos de la actividad es tan fuerte como difícil el manejo sin estropear algo por el camino. La historia deja algunas crisis que explotaron o se aceleraron al subir los tipos porque existían burbujas. Un ejemplo es la subprime americana, que estallan cuando los impagos en las hipotecas basura se propagaron al encarecerse la financiación por haberse concedido a clientes poco solventes y estallaron en los balances de las entidades que compraron sus titulizaciones. En España, la traslación de esa crisis pinchó el boom inmobiliario (otra burbuja) en las cañerías de la banca. Las empinadas subidas actuales depreciaron el valor de la inversión de SVB, pero el gran error es que este banco no gestionó bien el riesgo y carecía de coberturas.

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