Las consecuencias de la guerra, la elevada inflación y la empinada subida de los tipos de interés ha dado una sacudida a las prioridades en los supervisores financieros. El Banco Central Europeo (BCE) desveló ayer una revisión de sus prioridades estratégicas "en este difícil contexto" y para el trienio 2023-2025 que sitúa en el foco la capacidad de la banca para desengancharse del surtidor que ha supuesto en los últimos años la financiación de emergencia TLTRO, donde llegó a pagar un 1% por prestar esos fondos a familias y empresas. Para evitar problemas el organismo adelanta que solicitará a las entidades "que elaboren, ejecuten y ajusten, cuando sea necesario, un plan de liquidez y de financiación sólido y fiable, que abarque estrategias de salida y la mitigación de los riesgos de refinanciación y de las concentraciones" con vigencia "plurianual".
Si bien el brazo supervisor del BCE que lidera Andrea Enría reconoce que el sector, en su globalidad, contaba en junio con liquidez suficiente también advierte de que la falta de diversificación "hace que algunas entidades sean más vulnerables a las perturbaciones del mercado", en parte porque dejaron de utilizar otras vías como las emisiones de deuda al estar cubiertas con las TLTRO.
Aquí el BCE insta la planificación, ya que la sustitución de sus manguerazos será por "alternativas más caras y posiblemente a más corto plazo", que ejercerán "presión sobre sus ratios prudenciales y su rentabilidad". Las colocaciones de deuda han disparado sus precios en paralelo a la acelerada subida de tipos y hay ya bancos que pagan más del 2% al ahorrador por sus depósitos.
La banca ha devuelto al organismo 743.000 millones de manera anticipada tras el anuncio de que eliminaría los "beneficios caídos del cielo" -esos fondos rentan hasta un 1%-, pero apenas supone un 38% de toda la financiación obtenida por la banca europea vía TLTRO.
Para garantizar un buen desempeño, el BCE realizará una revisión especial de las estrategias de salida en un grupo de entidades seleccionadas y lo completará con una análisis más amplio de los planes de financiación de las entidades buscando identificar deficiencias, que incluirá inspecciones in situ.
Es precisamente esta herramienta, la de las inspecciones in situ, uno de los instrumentos que más utilizará durante su nuevo plan de supervisión porque prevé utilizarlo para verificar que las entidades aplican una adecuada estrategia de digitalización y adoptan medidas de ciberseguridad, gestionan adecuadamente su exposición en materias primas y energía y en carteras ligadas a sectores vulnerables e, incluso, realizan una gestión y reporte correcto de los nuevos requerimientos en materia de sostenibilidad.
Diversidad de conocimientos y de género en los órganos de gobierno
La banca ha avanzado para contar en sus órganos de gobierno con mayor representación femenina y diferentes profesionales. Pero el BCE ve aún una "insuficiente diversidad de aptitudes" en los consejos, en lo que se refiere, por ejemplo, a los conocimientos en riesgos de TI/cibernéticos y acusa "deficiencias" en la planificación de la sucesión y en la capacidad de los consejos para "cuestionar" a la dirección. Por eso anuncia inspecciones in situ, "evaluaciones y reevaluaciones" de la idoneidad de directivos y publicará guías sobre gobernanza.