
Los grandes bancos de Wall Street, JP Morgan, Citi, Morgan Stanley y Wells Fargo, han hecho acopio de provisiones y han guardado 3.721 millones de dólares en solo tres meses para blindarse frente a los próximos. Se trata de un giro radical en cuanto a la estrategia que seguían hace justo un año, cuando liberaban provisiones por 3.090 millones. Las entidades financieras avistan un mayor riesgo de crédito y reconocen que el panorama económico es complicado.
Es una de las primeras conclusiones que se extraen de la campaña de resultados, que da el pistoletazo de salida este viernes con las firmas financieras (que han presentado sus cuentas del tercer trimestre). Según Bloomberg, los bancos estadounidenses serán el sector peor parado este trimestre, ya que se espera que registren la mayor pérdida de beneficios del S&P 500. Y, la razón, se encuentra precisamente en las provisiones. El endurecimiento monetario va a provocar impagos y eso fuerza a las entidades a cubrirse.
Esa tesis la confirman las últimas cuentas de los cuatro bancos, las de julio a septiembre de 2022. JP Morgan ha provisionado 1.537 millones de dólares en el trimestre, una cifra casi idéntica a la que liberó en el mismo periodo de 2021 (1.527 millones). Citi ha reservado 1.365 millones de dólares frente a los 192 liberados hace un año. Wells Fargo se anota 784 millones en provisiones, movimiento contrario a los 1.395 que sacaba de esa situación hace un año. Por último, Morgan Stanley ha aumentado esa partida un 45,8%, de 24 a 35 millones de un año a otro. Es el único banco que se cubría en 2021 y que lo hace también durante este ejercicio.
Los bancos son conscientes de que los riesgos de impago han subido en un contexto en el que la Reserva Federal (Fed) ha emprendido uno de los endurecimientos monetarios más agresivos de su historia. No solo el banco central de Estados Unidos, sino que es la tónica general de los principales organismos del mundo. La Fed inició las subidas de los tipos de interés en marzo, llevándolos a su nivel actual del 3%-3,25%. Tras conocerse ayer que la inflación sigue siendo elevada -cuadriplica el objetivo de estabilidad- todo apunta a que los ajustes van a seguir durante 2023. Y ello, incrementa los riesgos de impago, de que empresas y familias no puedan hacer frente a sus créditos. Una situación muy distinta a la de 2021, cuando el punto de partida era un importante despliegue de estímulos para hacer frente a la pandemia.
"Esperamos mayores pérdidas crediticias", C. Scharf (Wells Fargo)
"Esperamos mayores pérdidas crediticias", C. Scharf (Wells Fargo)
"En Estados Unidos, los consumidores siguen gastando con solidez, las nuevas vacantes de empleo son abundantes y los negocios siguen saneados. Sin embargo, tenemos varios vientos en contra por delante -la obstinada alta inflación que nos lleva a tipos de interés más altos, los impactos de la retirada de estímulos (quantitative tightening), la guerra en Ucrania, que eleva los riesgos geopolíticos y la fragililidad del mercado del petróleo-. Aunque esperamos que todo transcurra lo mejor posible, seguimos vigilantes y nos preparamos para un peor escenario, de forma que podamos seguir dando servicios a nuestros clientes en tiempos difíciles", ha destacado Jamie Dimon, CEO de JP Morgan en la presentación de resultados, haciendo alusión a la complicada situación macroeconómica.
La consejera delegada de Citi, Jane Fraser, también se ha referido a las malas condiciones económicas y ha subrayado que la entidad está bien posicionada para seguir apoyando a sus clientes a "navegar" en mercados "desafiantes" y enfrentarse a una ralentización del crecimiento. Por su parte, el CEO de Morgan Stanley, James P. Gorman, ha calificado el entono económico como "incierto" y "difícil".
Su homólogo en Wells Fargo, Charlie Scharf, es todavía más contundente: "Estamos siguiendo muy de cerca los riesgos derivados del impacto de la elevada inflación y del aumento de los tipos de interés, así como los riesgos geopolíticos. Y aunque esperamos una mayor criminalidad y pérdidas crediticias, los tiempos son inciertos", recalca.
La parte positiva del endurecimiento monetario es que la gran banca se beneficia de las subidas de los tipos de interés, ya que mejoran sus ingresos por intereses (la diferencia de lo que obtienen por los préstamos y pagan por los depósitos). Por ejemplo, Wells Fargo ha incrementado esa partida un 2,8% intertrimestral y, Citi, un 5%. En el caso de Morgan Stanley ese aumento respecto al segundo trimestre es del 10% y en JP Morgan del 16%.
Es un aspecto que les reforzará mientras se siga restringiendo la oferta monetaria. Queda por ver cómo evoluciona la situación macroeconómica y si los prestatarios sucumben a la presión de las instituciones monetarias (algo que tarda un tiempo en cristalizar). De ello dependerá el uso que hagan las entidades financieras de sus provisiones y, a su vez, de ellas, dependerán sus cuentas futuras.