
La banca española, junto a los reguladores financieros como el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de España ratifican que la mora bancaria comenzará a repuntar en algún momento por la subida de los tipos de interés que se traduce en un mayor esfuerzo financiero para empresas y familias con créditos variables, la inflación y la subida del precio de la energía, además de por la ralentización de la economía que se espera. Sin embargo, de momento y de forma pública, rehúsan poner una fecha de cuándo se verá ese repunte. No obstante, según ha podido saber elEconomista.es, las previsiones internas de varios de los grandes bancos de este país ya apuntan a que la morosidad comenzará a florecer en el segundo trimestre de 2023.
La previsión de que la morosidad va a empeorar ha sonado como un mantra desde que estalló la pandemia en España. Sin embargo, las medidas puestas en marcha por el Gobierno y la banca para paliar los efectos del Covid-19 como los ERTEs, las moratorias crediticias o los préstamos avalados por el ICO, junto con el mantenimiento de una política monetaria laxa por parte del BCE han anestesiado la situación de hogares y empresas llevando, al contrario de las primeras estimaciones, la morosidad a los niveles más bajos de los últimos 14 años. Según los últimos datos del Banco de España, a cierre de julio, el ratio de mora del sector financiero en nuestro país se situó en el 3,85%.
Pero ahora, con la subida de los tipos de interés con el objetivo de frenar la inflación, la situación apunta a darse la vuelta. El BCE podría llegar a subir los tipos hasta el 2,5%, como pronosticó el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, el pasado jueves. A pesar de este alza, la inflación de la zona euro, cuyo objetivo es que llegue al 2% a medio plazo, seguirá alta durante los dos próximos años. La previsión del BCE es que se modere al 7% en 2023, frente a casi el 10% actual. Derivada de esta subida de tipos, el organismo europeo también prevé un recesión de cara al próximo año.
Lejos de la última crisis
La llegada de una crisis podría complicar el empleo, la situación ya forzada de las familias y empresas y derivar en más impagos crediticios. No obstante, aún nadie da una previsión de hasta dónde podría subir la morosidad, aunque todos los banqueros apuntan a que quedará lejos de la última gran crisis, cuando la ratio de impagos llegó a superar el 13% en el ejercicio 2023, y que será manejable.
De momento, la banca ha mantenida a la baja los activos tóxicos (adjudicados más dudosos) de su balance gracias a la venta de carteras, que tan solo en el primer semestre de este 2022 ha ascendido a 14.000 millones. Ante las previsiones, la banca deberá comenzar a incrementar las provisiones para protegerse de los impagos, tal y como piden los reguladores. Además, el BCE ya ha solicitado al sector europeo una estimación de las dotaciones necesarias en el caso del peor escenario macroeconómico, que supone que Rusia corte la totalidad del gas a Europa. No obstante, el supervisor europeo ya trabaja con un escenario macroeconómico central basado en que el suministro de gas de Rusia a Europa se sitúe únicamente en el 20%.
La construcción estanca la mora
La construcción estanca la reducción de la mora que lleva protagonizando desde la última gran crisis, tras llegar a umbrales máximos con el estallido de la burbuja inmobiliaria. El sector cerró junio con una tasa del 8,4%, mismo nivel que tres meses antes, rompiendo el ritmo de bajada. En el caso de los impagos solo en entidades de crédito, la ratio se situó en el 8,4%, ligeramente superior al 8,3% de marzo. Por su parte, las financieras de crédito al consumo han incrementado la ratio de impagos al 6,28% en junio, frente al 6,22% de un mes antes.