Banca y finanzas

Bankinter reprueba la "burda manipulación" del Gobierno y dará batalla frente al 'impuestazo'

  • Dancausa alerta de que hará que "muchos inversores vayan a dar la espalda a la banca y al país"
  • Sostiene que no hay argumentos sólidos para instalar la idea de "la maldad intrínseca" de los bancos

La consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, se plantó hoy frente al impuestazo anunciado por el Gobierno, cuestionó de raíz la "burda manipulación" de sus argumentos, lamentó las nocivas consecuencias que la situación crea para el sector y advirtió de que el banco plantará "batalla". Mantiene su objetivo de ganar 550 millones de euros en 2023, aunque podría revisarlo según sea el impacto fiscal final.

"La imposición de este impuesto extraordinario a nosotros nos parece absolutamente injusto, entonces sí que vamos a valorar todas las posibilidades antes de tener que asumirlo. Si hay que hacerlo, lo haremos, pero, desde luego, si tenemos resquicios para no hacerlo porque jurídicamente nos asiste el derecho, y yo creo que es un impuesto absolutamente injusto, lo peleareamos", aseguró.

Era la presentación de resultados donde Bankinter ha mostrado que durante el primer semestre del año ganó 271 millones de euros, incluso, sin contar con Línea Directa al haberla sacado a bolsa en abril del 2021, y la banquera, que acostumbra a ser directa e incisiva en sus afirmaciones, no esperó a las preguntas para entrar en arena desde el inicio.

Arrancaba su exposición lamentando que haya retornado la idea de "la maltad intrínseca" de los bancos. "Sé que publicar un aumento del 11% del beneficio o del 6% en el resultado de explotación no resulta en la actualidad políticamente correcto al encontrarnos inmersos en un entorno en el que, de nuevo, cobra idea la maldad intrínseca de los bancos y sus abusos ante las clases más desfavorecidas", elaboró, excusando que haya "casi que pedir perdón por mostrar unos beneficios sólidos y un importante crecimiento en ingresos", que son producto del "esfuerzo" y no de beneficios extraordinarios.

Tras abrir la puerta a plantar batalla, incluso legal, matizó que es "prematuro" avanzar nada, ante el desconocimiento de cómo se va a instrumentar "y en base a qué se va a imponer el impuesto". De hecho, precisó que antes habrá que ver si "va a ver la luz" y cómo, "una vez que pasen los filtros de las autoridades que tienen capacidad para ello". El Banco Central Europeo (BCE) puede, de hecho, pronunciarse sobre normativas que puedan afectar a la estabilidad financiera y ya torpedeó un tributo a la banca en Lituania, por considerar que se había montado con fines presupuestarios.

La banquera arremetió contra el señalamiento económico y de imagen sobre el sector financiero. "¿Por qué se pone de nuevo la banca en el lado de los aparentemente culpables? ¿Es decir, qué tenemos que ver en el sector financiero con la inflación? ¿Qué ha hecho mal el sector?", inquirió.

A su entender, el tributo "no tiene justificación económica alguna" en su formulación como finalista para la banca, ya que es un sector "que, no solo no genera externalidades negativas, sino que, por el contrario, contribuye de forma importantísima al desarrollo económico de nuestro país".

"Hay un tema que a mí me preocupa como simple ciudadana y es que no sólo vende mucho hablar de darle su merecido a los ricos, de darle su merecido a la banca y a las eléctricas, sino que lo más preocupante es que cada vez vende más la generación de odio entre ciudadanos que deberían buscar concordia y unidad para afrontar todos los retos que tenemos por delante", agregó.

Reprueba la justificación

Frente al argumento de que va contra beneficios extraordinarios expuso que es normalización de una situación de tipos negativos que permitirán cobrar intereses más altos, "pero también se pagará más y, al final, esta diferencia entre lo que se cobre y lo que se paga es el margen de intereses".

Dancausa denunció que se cargan costes sobre un sector que ya soporta varios impuestos singulares como el del fondo de garantía, el del fondo de resolución, el de depósitos o el impuestos de actos jurídicos documentados y al que se le pidió además crear, por ejemplo, la Sareb.

En este extremo la banquera calificó de "burda manipulación de la verdad" que se argumente en que tiene que ayudar porque fue rescatada. "Hay que decir que de los 65.000 millones que costó el rescate, los bancos pusimos nada menos que 20.000 millones", recordó, subrayando que se socorrió precisamente a entidades con una gestión errática por injerencias políticas.

Dancausa descartó que el tributo vaya a impedir retribuir, por ejemplo, el ahorro en depósitos pero sí reconoció que podría obligar al banco a ajustar sus objetivos de lograr 550 millones de beneficio en 2023, aunque aseguró que, a fecha actual, trabaja para conseguirlo.

No quiso entrar en la demanda de Unidas Podemos de poner penas de prisión a directivos que repercutan la tasa al cliente con mayores precios, a la que tachó de "una provocación a la que es mejor no contestar, pero que, claro, es que se las trae".

Confianza del inversor

Lo que sí advirtió es que está generando una incertidumbre "innecesaria", que ahuyentará a un inversor que cuesta mucho convencer para que vuelva. Indicó que, medidas así, "sin el menor aviso, sin el menor debate, sin la menor reflexión", crea una "sensación de incertidumbre" que "produce que muchos inversores vayan a dar la espalda a nuestro sector y a nuestro país". "No son la gente de bombín y de puro habano que describen las crónicas del momento, son personas que han adquirido la responsabilidad de velar por los ahorros de cientos de miles de personas, muchos de ellos jubilados y que rinden cuentas diariamente ante quienes les confían sus ahorros", agregó, advirtiendo de que su marcha "se produce en unos minutos, pero puede tardar años en recuperarse".

"Yo pediría mucha prudencia a quienes toman este tipo de decisiones y que calibre bien los beneficios y los daños tanto a corto como a largo y tanto a efectos de popularidad como económicos", zanjó.

Dancausa ha realizado estas afirmaciones ante el anuncio del Gobierno de un nuevo impuesto extraordinario y temporal (únicamente para dos ejercicios) para las grandes entidades financieras con el que espera recaudar 1.500 millones de euros anuales.

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