Carla Vigo (23) ha hablado en varias ocasiones de sus problemas de salud mental, la cual empeoró con la muerte de su madre, Erika Ortiz. La joven lleva desde entonces recibiendo atención psicológica, y a finales del pasado año se instaló en un piso tutelado situado en el centro de Madrid. Fue en abril cuando recibió el alta, aunque cinco meses después ha vuelto.