EDITORIAL
Son numerosos los enfrentamientos que ha tenido que superar el consorcio público-privado español que se encarga de hacer realidad el AVE La Meca-Medina. Resultan bien conocidos los conflictos surgidos en la etapa de construcción, explicables por los retrasos heredados del grupo chino-saudí que se encargó de la fase más preliminar, a los que se sumaron las presiones de Riad y las dificultades inevitables en una infraestructura de tan alta complejidad técnica.