Editorial
En la reunión de ayer en Doha, la OPEP y otros grandes exportadores de crudo no fueron capaces de ponerse de acuerdo, no ya para una reducción del bombeo, sino tampoco para congelar la producción, como se daba por hecho. Un fracaso, a la espera de nuevas consultas, y de otra reunión en junio, que se puede reflejar en los mercados, que habían dejado atrás una situación preocupante, basada en un crecimiento menor del esperado de la demanda global y en una sobreoferta de crudo que llegó a hacer factible un barril a 20 dólares.