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Dagong Global Credit Rating Co.

Una de las tres agencias calificadoras más grandes de China dice que quiere eliminar el sesgo político del negocio de la evaluación del riesgo crediticio soberano. Eso no quiere decir que el resultado será menos discordante. Incluso con Rusia sumida en su segundo año de recesión y azotada por la caída del precio del petróleo, Dagong Global Credit Rating Co. todavía mantiene la calificación de su deuda pública en moneda extranjera en 'A' con una perspectiva estable, el sexto nivel de inversión más alto y uno por encima de Estados Unidos. China, cuya economía creció el año pasado al ritmo más lento desde 1990, cuenta con una admirable calificación crediticia de 'AAA' por parte de la calificadora Dagong con sede en Pekín.

China tiene un problema de madurez

Las empresas de la mayor economía de Asia están viviendo en el momento con unas ventas de bonos denominados en moneda local con vencimiento en un año o menos por valor de 4.3 billones de yuanes (653,000 millones de dólares). Mientras tanto, ICBC y Bank of China han aumentado sus préstamos a 12 meses a un ritmo casi dos veces mayor que otros créditos. Esto presenta una serie de problemas. En el caso de las empresas, incluso las pequeñas dificultades financieras pueden llevar a una bancarrota mucho antes, especialmente en un clima de desaceleración económica. En el caso de los bancos, el riesgo de liquidez podría subestimarse.

Petróleo

La mayor recesión en la industria petrolera en una generación ha llevado a las empresas a colaborar en formas que jamás se habían considerado posibles.

Li Ka-shing

Li Ka-shing, el hombre más rico de Hong Kong, asegura que las empresas deberían pagar más impuestos para hacer frente a las desigualdades económicas y ha instado al Gobierno a idear maneras de contrarrestar el creciente descontento de los jóvenes proporcionándoles más oportunidades. Hace unos días, Ka-shing afirmaba que la economía china iba a brillar.

MedicCapt

Thierry Nasibu Ntumba atendió el año pasado a una niña de 14 años que sangraba, encontrada cerca de un cañaveral en el conflictivo sector este de la República Democrática del Congo. Se dio cuenta de que una violación, no balas, casi le habían causado la muerte, así que tomó su teléfono celular. Ntumba, médico de 39 años, registró las lesiones en los genitales y muslos de la niña en formularios digitales y fotos, todo en su clínica usando una versión de prueba de una nueva aplicación móvil: MediCapt, desarrollada por el Programa de Violencia Sexual de Médicos por los Derechos Humanos; luego imprimió y envió los archivos a la policía. La evidencia ayudó a la fiscalía a ganar el caso contra el hombre acusado del crimen.

Minería ilegal

En las colinas de tierra rojiza de Minas Gerais, una zona de Brasil que debe su nombre a las minas que fueron el sustento de generaciones, el peor desastre ambiental del país ha dejado al descubierto una nueva oportunidad para los brasileños afectados por la recesión y la pérdida de empleos: la extracción de oro.

Li Ka-shing

Li Ka-shing, el hombre más rico de Hong Kong, asegura que las empresas deberían pagar más impuestos para hacer frente a las desigualdades económicas y ha instado al Gobierno a idear maneras de contrarrestar el creciente descontento de los jóvenes proporcionándoles más oportunidades. Hace unos días, Ka-shing afirmaba que la economía china iba a brillar.

Quiebra de Oi

El multimillonario egipcio Naguib Sawiris dijo que está preparado para invertir en Oi SA, la operadora brasileña de telefonía inalámbrica que esta semana pidió protección contra quiebra por una deuda de 19.000 millones de dólares.

BlackBerry, ¿un teléfono del pasado?

En pleno 2016, aún existe un grupo (cada vez más pequeño, eso sí) de fans acérrimos que van por la vida moderna con lo que la mayoría de personas considera un aparato obsoleto: una BlackBerry.

Freno a la 'colaboración'

Uber y Airbnb han demostrado hasta la fecha que son capaces de mantener una expansión frenética a nivel mundial. Pero una nueva amenaza se vislumbra en su horizonte: las ciudades en las que operan. Decenas de alcaldes democráticamente elegidos de algunas de las mayores ciudades del planeta, desde Nueva York a Seúl, pasando por París y Barcelona, se han unido para pararle los pies a los que a menudo se citan como paradigmas de la llamada "economía colaborativa".