Decano de la Escuela de Políticas Públicas de la London School of Economics y exministro de Hacienda de Chile

Muchas regiones tuvieron un mal desempeño frente al Covid-19, pero el de América Latina fue peor al de la mayoría, en cuanto a pérdidas humanas y económicas. En noviembre de 2020, nueve de los 20 países con más muertes per cápita por Covid-19 eran latinoamericanos. El Fondo Monetario Internacional prevé que el PIB regional se reduzca un 8,1%, una caída sólo superada por la eurozona. El resultado es que casi 15 millones de personas más vivirán en la extrema pobreza en América Latina.

La crisis económica que enfrenta América Latina como consecuencia de la pandemia no es la típica recesión. Este año el PIB en la región será 10% menos de lo que se previó a fines de 2019, el desempleo está en dos dígitos, y casi 15 millones de personas caerán en la extrema pobreza. Peligran dos décadas de progreso en la reducción de la pobreza y la desigualdad. Con el colapso del estándar de vida, es probable que se repita la ola de agitación social previa a la pandemia.

Entre las afirmaciones que se repiten en todas las reuniones online acerca del Covid-19, una concita acuerdo universal: la pandemia ha dado paso a una era de mayor y más robusta intervención estatal en la economía. Pero, ¿qué significa esto para el futuro? ¿En qué aspectos de la vida económica puede y debe el Estado hacer más?

¿Por qué toman los políticos las decisiones que toman? Y ¿por qué luego los votantes deciden apoyarlos? Una posible respuesta es que los electores prefieren a políticos cuyos principios comparten, y reeligen a quienes promueven dichos principios durante el desempeño de sus funciones. Otra alternativa es que los electores apoyan a los políticos que defienden sus intereses económicos o de otro tipo. Y que cuando esos representantes ya no lo hacen, dejan de votar por ellos.

El Covid-19 llegó a América Latina, pero no así las medidas eficaces para enfrentar la pandemia. Los presidentes Andrés Manuel López Obrador de México y Jair Bolsonaro de Brasil, imitando a Donald Trump, todavía realizan actividades públicas y abrazan a sus seguidores, en un imprudente intento por reforzar sus credenciales de hombre fuertes. América Latina merece una respuesta más seria, audaz y con metas claras para evitar que una crisis de salud pública se transforme en una catástrofe socioeconómica.

Tribuna

Argentina repitió la historia: la inflación ha aumentado, el crecimiento ha caído y el peso ha perdido dos tercios de su valor. Los depositantes se apresuran a sacar su dinero de los bancos y un impago de la deuda se perfila en el horizonte. Mientras los argentinos sufren las consecuencias, el mundo emite un suspiro colectivo de incredulidad: ¿no se suponía que esta vez las cosas serían distintas?

Opinión | Andrés Velasco

El proyecto de ley de salud impulsado por Donald Trump (llamado Ryancare, por el Presidente de la Cámara, Paul Ryan) hubiera dejado sin cobertura a 24 millones de estadounidenses, de acuerdo a las cifras de la Oficina de Presupuestos del Congreso de Estados Unidos. Pero esta no fue la razón por la cual lo rechazaron los republicanos más conservadores. A pesar de que hubiera significado un triunfo político para Trump y para su propio partido, los conservadores se negaron a apoyar el proyecto porque era insuficiente para desmantelar la Ley de Salud Asequible de Obama (Obamacare), que tanto odian.

opinión

Durante los últimos 99 años la presidencia de Argentina ha estado ocupada sucesivamente por peronistas -Juan Domingo Perón y sus seguidores populistas- y generales reaccionarios. De vez en cuando, el cargo estuvo en manos de un político centrista de la Unión Cívica Radical, pero esos gobiernos duraron poco, ya fuera a causa de la renuncia del presidente o de un golpe militar.

Opinión | Andrés Velasco

Durante los últimos 99 años la presidencia de Argentina ha estado ocupada sucesivamente por peronistas -Juan Domingo Perón y sus seguidores populistas- y generales reaccionarios. De vez en cuando, el cargo estuvo en manos de un político centrista de la Unión Cívica Radical, pero esos gobiernos duraron poco, ya fuera a causa de la renuncia del presidente o de un golpe militar.