Terminó el Mundial. La selección de Francia se ha coronado campeona en una edición con mucha emoción y alguna que otra sorpresa. Los de Didier Deschamps, sin embargo, 'solo' cumplieron con su papel: el cuadro galo era el más valorado antes del torneo e hizo justicia a esta consideración alzándose con la Copa del Mundo.
"Un gol ganador de Zidane en la final del Mundial tendría más impacto en los guetos que diez años de políticas municipales", publicaba Le Figaro cuatro días antes del decisivo encuentro de 1998. Y, aunque de hecho marcó dos, la situación dista de haber mejorado en los últimos 20 años: el Ministerio de Interior galo registraba unos 200 delitos racistas al año en 1998, y más de 2.000 delitos de este tipo en 2015.
Francia está en la final del Mundial. Los de Didier Deschamps, irrebatibles, doblegaron a Bélgica con la fuerza e inercia del futuro campeón, condición que aparentan y que, a la vez, no ostentan en un torneo que, desde su kilómetro cero, ha ido dejando cadáveres bonitos en la cuneta. Pero, a falta de cinco días para la cita clave, el equipo francés apesta a ganador. Por los cuatro costados.
Cristiano Ronaldo ha dinamitado por completo el mundo del fútbol. El jugador portugués, fichando por la Juventus, ha sido capaz de, en pleno Mundial, paralizar el deporte rey. La marcha de la que fue estrella absoluta del Real Madrid, sin embargo, no limita sus efectos al balompié. Que una figura de la talla mundial del '7' cambie de empresa (los clubes no dejan de serlo, por mucho que la mayoría no coticen) es un acto de proporciones gigantescas que tiene implicaciones inmediatas y directas en el mundo empresarial.
La Supercopa de España está, obligada por la RFEF, a punto de dar un salto al extranjero. El torneo, si no hay sorpresas de última hora, se jugará a partido único y fuera de las fronteras españolas, en la ciudad marroquí de Tánger, sumándose así a un reducido grupo de federaciones que disputa sus Supercopas fuera de las fronteras nacionales.
El Mundial de Rusia llega a su última fase. Tan solo ocho equipos optan ya al triunfo final, y es hora de un repaso antes de que, entre el viernes y el sábado, se batan el cobre de cara a un hueco en semifinales. ¿Quiénes son, cómo llegan, por qué hay que tenerlos en cuenta y qué les falta a los supervivientes de la Copa del Mundo 2018?
En 1992, todos los clubes de Primera y Segunda protagonizaron una carrera contrarreloj para adaptarse a los requerimientos de la nueva Ley del Deporte, que obligaba a la conversión en sociedad anónima deportiva a los equipos de esas categorías, y a los de la ACB de baloncesto, que tuviesen pérdidas.
El de Rusia no ha sido un buen Mundial para las selecciones africanas. Con la eliminación de Senegal por el Fair Play, el continente se va de vacío, con todos sus equipos eliminados tras la fase de grupos, algo que no sucedía desde la edición de 1982. Desde una y otra cifra maldita, África ha ido sufriendo reveses cada cuatro años en una especie de maleficio que ha ido afectando a sus escuadras.
Una de las coletillas más manidas en las dos primeras semanas de Mundial 2018 ha sido la que cantaba las grandes sorpresas sucedidas en la cita de Rusia. Un mantra que, echando un vistazo a las tablas de los grupos, a las expectativas de las escuadras, sus valoraciones de plantilla y los estándares de exigencia, parece exagerado o alejado de la realidad.