España | La opinión
A Sergio Ramos le gusta el protagonismo. Sentirse en el centro de todas las miradas, sea en las buenas, sea en las malas. Es de ese tipo de jugadores que cuando el vendaval arrecia, se pone al frente del barco para que la tormenta le golpe en la cara (cuanto más fuerte mejor) mientras trata de evitar el hundimiento de la nave. A veces le funciona. Otras veces, lo condena.