La Champions League conocerá este viernes los emparejamientos para sus cuartos de final. Tres equipos españoles (Barça, Real Madrid y Atlético de Madrid) comparecerán en los bombos y lo harán sin apenas margen de 'salvación'. Hay escasa posibilidades que las bolas proporcionen suerte a los representantes de nuestra liga.
En una entrevista reciente Cristiano Ronaldo confesó cómo sería su gol soñado. "Regateando a 11 futbolistas", comentó entre risas. El delantero del Real Madrid sueña, por tanto, con un gol 'messiánico' o 'maradoniano'. Desde ahora también se puede hablar de gol 'moratiano', de Álvaro Morata.
Rafa Benítez tenía razón. Es lo que parece estar diciendo Zinedine Zidane, su sustituto, con sus palabras y gestos, con sus declaraciones y decisiones. El técnico francés del Real Madrid ha seguido en el banquillo merengue una evolución muy parecida a la que tuvo el español ya no sólo en lo que a resultados se refiere, sino también en lo que a la gestión del equipo se refiere. Después de dos meses y medio, el francés, como sucedió también con el actual preparador del Newcastle, ha acabado señalando a las estrellas del conjunto blanco como culpables de la mala racha merengue.
El Real Madrid ganó a Las Palmas por 1-2, pero el triunfo dejó sensaciones agridulces en la expedición merengue por las formas con las que se consiguieron. Zidane, en sala de prensa, se mostró crítico con los suyos, unas palabras que replicó después en zona mixta Álvaro Arbeloa, sabedor de que el conjunto merengue puede dar más de sí. Sin embargo, y pese a las sensaciones que despidió el equipo, hubo espacio para el optimismo con detalles que invitan a ver el lado positivo de lo sucedido frente al cuadro optimismo. Píldoras que harán más fácil asimilar el mal trago del Estadio Insular.
Eden Hazard atraviesa momentos delicados, aunque más que de momentos debería hablarse de semanas, meses... de una temporada completa. El belga del Chelsea ya no es el que era. Su público le pita y su entrenador, Guus Hiddink, lejos de criticarlo, justifica las reacciones airadas de un estadio, Stanford Bridge, que ya venera a otros por mucho que su nombre siga figurando entre los supuestamente mejores del viejo continente y, por extensión, de todo el mundo.
Zinedine Zidane afronta el duelo de esta noche frente a la Roma (20:45) con la concentración que exige una cita en la que los blancos no quieren cometer errores del pasado, caer en esa tendencia a la autodestrucción que tanto ha lastrado al equipo en Europa en los últimos años. Para ello, tendrá que elaborar un equipo sin delantero centro. Benzema sigue tocado y Borja Mayoral se perderá el duelo por reforzar al Juvenil A en la Youth League. A este panorama hay que añadir las dudas que generan Isco y James, las buenas actuaciones de Lucas Vázquez y Casemiro y el retorno de Modric y Kroos, un cóctel ante el que Zidane propondrá una mutación ya no sólo en el once que presente, sino también en el dibujo y estilo que presenten esta noche ante la Roma.
Leo Messi se ha puesto serio. Se acabaron los juegos. El argentino ha metido la directa para lograr uno de esos objetivos individuales que nunca antepone a los colectivos, pero que, como buen devorador de récords, persigue con tal de ganarlo todo. Según ha podido saber EcoDiario.es, el '10' quiere lograr el Pichichi, ése que hasta hace poco lideraba su amigo Luis Suárez y que, desde el sábado, lidera Cristiano Ronaldo. Palabras mayores. Por eso ha cambiado su estrategia. Antes 'regalaba' los penaltis que él podía tirar a sus amigos para que no se marchasen de los partidos en blanco (le ha pasado con Neymar) o para mantener en lo alto de esta clasificación (como también ha sucedido con Suárez). Pero eso ya es historia del pasado, tal y como se vio ante el Eibar.
Cristiano Ronaldo es el Superman del Real Madrid. Un hombre inmune a los males que afectan al resto de los mortales. Al menos los mortales que poblan la plantilla del equipo merengue. Es la conclusión que se puede sacar del particular 'récord' que ha establecido el tres veces ganador del Balón de Oro esta misma semana de manera indirecta y gracias a Toni Kroos.
Andrés Iniesta tiene 31 años. En mayo cumplirá 32 pero el fútbol de sus botas dice otras cosa. Son las mentiras de un deporte al que tanto ha aportado el genio de Fuentealbilla y que se empeña en colocarle una edad incorrecta. El hombre que dio a España su primer Mundial, lejos de aproximarse a un estado de retirada activa, vive una segunda juventud de la que se está beneficiando de forma especial la MSN y su técnico, Luis Enrique.
Hace unos años, cuando el Pep Guardiola dirigía al Barça y Mourinho al Real Madrid, el clásico entre ambos equipos no solo se dirimía en el césped, sino que también disputaba en los debates sobre qué estilo era mejor, si el de la posesión constante y toda costa del equipo blaugrana o el del contragolpe vertiginoso y efectivo del Real Madrid. Pugna que hacía que miembros de uno y otro equipo repudiaran los métodos del contrario. El contragolpe parecía ser un método apestado en la ciudad condal mientras que la posesión se vilipendiaba en la capital. Hoy, sin embargo, todo ha cambiado. Y Luis Enrique tiene la culpa. Su Barça ha mutado aquellas impresiones hasta darles la vuelta. Ahora el equipo blaugrana ha convertido el contralgolpe en su estilo más provechoso, uno de los mecanismos letales con los que humillar a sus 'presas'. El Arsenal fue, anoche, la última en caer en esta trampa culé.