Tras la muerte de Manolo Santana, sus cinco hijos, conscientes de que no aparecían en el testamento de su padre, por lo menos, quieren recuperar objetos personales de su progenitor, pero la viuda del tenista, que no tenía, ni tiene, la menor relación con ellos, hace oídos sordos a la solicitud de Alba, Beatriz, Manuel, Bárbara y Borja, por lo que los recuerdos materiales de Manolo siguen en poder de Claudia Rodríguez, su última esposa y la mujer que ha heredado todo el patrimonio del fallecido.