Los procesos de digitalización y cambio tecnológico han transformado completamente algunas industrias y actividades económicas y, con ello, también nuestras vidas. Los conocimientos y habilidades caducan cada vez más rápido; la educación ya no puede circunscribirse a la primera etapa de la vida, y el aprendizaje y recualificación a lo largo de la vida forman ya parte del propio concepto de trabajo. Las universidades tienen el reto de adaptarse a este nuevo escenario y, a la vez, contribuir a que el conjunto de la ciudadanía pueda afrontar este cambio de época con éxito para devenir no solo una economía, sino también una sociedad de conocimiento.