
El sector energético está de plena actualidad y no solo por la subida del precio de la energía. Se está viviendo una auténtica ebullición por los cambios que se están produciendo en el ecosistema por el mix de generación de energía, la aparición de otros agentes en el mercado y las comunidades energéticas o la necesidad de dar respuesta tecnológica para facilitar el despliegue de, por ejemplo, el hidrógeno o las baterías para la movilidad eléctrica, entre otros aspectos. Los planes publicados por la Unión Europea de cara a 2030 ya contemplan la estrategia de digitalización, recogiendo los pilares de objetivos e inversión. Una línea en la que España tiene que avanzar porque "estamos a la cola de algunos países o economías en algunos aspectos o vectores. El objetivo es tomar posiciones que van a permitir competir a seguro", señala Enrique Morgades, director de desarrollo de mercado de CIRCE (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos).
La Digital Compass 2030 de la Unión Europea engloba cuatro pilares críticos (capacidades y habilidades, infraestructuras, servicios públicos y negocio), que constituyen también por sí mismos una serie de retos y desafíos. Dentro de estas cuatro, dos -skills y business- son especialmente importantes. "Estamos notando un déficit de especialistas o profesionales TIC. Este déficit para esta década se estima en 20 millones de personas con capacidades o expertas en estas tecnologías", añade Morgades. No es el único 'gap'. El reto también es conseguir que el personal actual que trabaja en las compañías se capacite y se recicle o participe activamente en la trasformación digital de las empresas. En esta línea, la Unión Europea se ha marcado el objetivo de que, como mínimo, el 80% de la población tenga competencias digitales básicas. En el ámbito de los negocios, el desafío pasa por conseguir que el 90% de las pymes sea capaz de tener un mínimo despliegue digital para competir en el futuro.
En general, las pequeñas y medianas empresas no tienen grandes sistemas digitales. "Tenemos la labor de acelerar el proceso porque falta cultura energética y digital básica para aprovechar los fondos" europeos que vienen para digitalización. Un aprovechamiento para el que hay que superar barreras básicas como el hecho de que en zonas de comunidades autónomas, como por ejemplo Aragón, no haya conexión a Internet. "Hay una oportunidad con los fondos que vienen, pero hay un reto y salto importante en la sociedad", añade Isabel Guedea, CEO & Co-founder de EndeF Solar Solutions.
El sector energético también debe afrontar otros desafíos que tiene ante sí. Uno de ellos está relacionado con el coche eléctrico en el que los cambios se plantean en la baja tensión, teniendo tres puntos clave de trabajo: la infraestructura energética y la participación de diferentes agentes y proveedores del servicio de energía de balance. Pero también está el reto de la inteligencia artificial, que se ha planteado desde la Unión Europea como un habilitador relevante para el futuro. De hecho, se contemplan inversiones de un billón de euros anuales hasta 2030 y atraer inversiones privadas de 20 billones de euros en ese horizonte. Y no hay que perder de vista la ciberseguridad porque las empresas del sector no son ajenas a los ciberataques. Aquí el reto es tanto a nivel industrial como de infraestructuras con el fin de mitigar los riesgos porque la convivencia con entornos IT u OT abren las puertas a la vulnerabilidad, que también existe en los contadores inteligentes. Un problema al que se plantea establecer estándares y buenas prácticas comunes.
En sectores concretos como el hidrógeno, la digitalización también es decisiva, sobre todo, en dos áreas principales para superar sus desafíos: la capacidad de producción de bienes y equipos y la propia instalación de hidrógeno. "Las estrategias de España, Francia y Alemania suman 25.000 millones de inversión en el horizonte de 2030. Esto significa que hay que fabricar, transportar y comercializar para que los proyectos se lleven a cabo. En todo lo que sea optimizar, la digitalización va a jugar un papel clave" porque, además, se prevé que también, de cara al año 2030, la capacidad de hidrógeno aumente un 1.100%. Veremos si se es capaz de absorber a nivel mundial", afirma Fernando Palacín, director gerente de Fundación Hidrógeno Aragón.
De cara a las instalaciones, el reto está en el hidrógeno verde y, en concreto, en la capacidad de predecir los recursos energéticos renovables disponibles y que esa producción sea competitiva para que el mercado la acepte. "Los modelos de digitalización van tener un papel clave para saber a qué precio el kilovatio es competitivo para producir energía de forma competitiva". Un papel que igualmente será fundamental para predecir la demanda -"en algunos casos será fija, pero en la movilidad es una incertidumbre"-, y para dar garantías de que el origen del hidrógeno es verde para lo que blockchain puede ser un buen aliado.
La digitalización se abre paso
En el sector de la energía hay más digitalización de la que inicialmente se piensa. Los contadores inteligentes son una prueba de ello. Pero aún hay más porque el tejido empresarial ya viene trabajando en este campo. Herramientas de monitorización o tecnologías como blockchain, Internet de las cosas o big data, entre otras, son decisivas para el sector, que también está incorporando metodologías procedentes de otros sectores como BIM, que se ha venido empleando principalmente en arquitectura y edificación. Esta última ya se utiliza en el sector energético para mejorar los procesos de construcción y realizar el mantenimiento de las instalaciones, así como para hacer más eficiente el uso de recursos.
Empresas como EndeF Solar Solutions, que se fundó en 2012 en el campo de la generación distribuida solar, ha dado el salto a la Industria 4.0. La compañía trabaja en la nube (todo el software son licencias flotantes), lo que permitió que, "con la pandemia, trabajáramos todos en casa. Estábamos muy preparados para este cambio forzoso", afirma Isabel Guedea, CEO & Co-founder de Endef Solar Solutions, durante su participación en la jornada 'Transformación digital en las empresas de energía' organizada por CEOE Aragón y el Instituto Aragonés de Fomento a través de Aragón DIH. En EndeF, también "hemos subido nuestro producto a la nube para demostrar que funciona y mostrar los datos en la nube. Luego, se ha extendido para medir otros consumos como, por ejemplo, los de los edificios".
En el área de instalación, la empresa está menos digitalizada, pero "esta parte hace una gran labor de digitalización en la sociedad porque nos vienen muchas personas o empresas con su factura, que pocos entienden. Cuando ponemos nuestra instalación fotovoltaica, se pasa a saber la potencia y la energía que consumen en todo momento. Ya no es un consumo ciego y se empieza a actuar, arrancando ese nuevo rol que se pide a la sociedad en temas de energía", explica Isabel Guedea, de EndeF.
Otras empresas como Forestalia también han dado pasos. "En fase de explotación, hay muchos datos. El gran salto en renovables ha sido tener datos que, unidos a tecnologías como la inteligencia artificial, te hace tomar decisiones y adelantarte y no tener paradas e ineficiencias en la gestión", expone María García Argüelles, directora de Construcción y Explotación de Forestalia.
Las herramientas digitales igualmente son empleadas en la fase de construcción, así como en el ámbito de la seguridad para no tener accidentes ni incidentes o para realizar el seguimiento ambiental con sistemas de detección de aves que, incluso, incluyen la parada del aerogenerador. En la parte del diseño, la digitalización también es relevante. "Es una parte que pasa desapercibida, pero es clave para tener el mejor modelo posible para la generación de energía en las mejores condiciones y según las restricciones ambientales", añade María García Argüelles. Pero, sobre todo, es fundamental "trabajar mucho en el método de estandarización para ser cada día mejores. La razón de la digitalización es la eficiencia, hacer el trabajo más fácil cada día y tener la información correcta".