
El sector aéreo no sólo constituye un medio que permite, dinamiza y favorece las relaciones comerciales y sociales entre los países, sino que también actúa como una importante fuente de riqueza y creación de empleo. En España, el transporte aéreo está también íntimamente ligado a uno de los principales motores de nuestra economía: el turismo, un sector que aporta más del 10% del PIB nacional. Y es que cuatro de cada cinco turistas internacionales que acceden a nuestro país lo hacen utilizando este medio de transporte.
Pero esta fuente de riqueza en la que se ha convertido el transporte aéreo debe de ser compatible y respetuosa con el entorno en el que convive. En este sentido, Aena ha adquirido un compromiso por minimizar los impactos en el medioambiente y atender las necesidades sociales del transporte, y para ello lleva a cabo numerosas iniciativas y medidas ambientales, al margen del estricto cumplimiento de la legislación aplicable.
Aena se ha marcado como tarea estratégica compatibilizar el incremento de pasajeros con el respeto al medio natural en el que se asientan las infraestructuras aeroportuarias. Entre las medidas adoptadas, destacan: establecimiento de controles para minimizar el impacto acústico; reducción de las emisiones de contaminantes a la atmósfera y el consumo de recursos naturales (agua y energía); fomento de iniciativas que minimicen la producción de residuos, y trabajo activo para preservar el patrimonio natural y cultural del entorno de sus aeropuertos.
El ruido, primer enemigo
Una de las líneas de actuación prioritarias para Aena es la minimización de los niveles acústicos producidos por las aeronaves. Entre las actuaciones más destacables están los planes de aislamiento acústico: el gestor aeroportuario ha insonorizado más de 21.000 viviendas y edificaciones de usos sensibles, con un coste estimado hasta ahora de más de 300 millones de euros.
Además, el sistema de monitorización de ruido le permite detectar, medir y asociar el ruido producido por las aeronaves en diversos aeropuertos de la red al sobrevolar micrófonos instalados en zonas estratégicas de su entorno. A ello se unen los "mapas interactivos de ruido" o WebTrak, la elaboración de las servidumbres acústicas y los mapas estratégicos de ruido.
La contaminación aérea es otro de los efectos más significativos del transporte aéreo. Consciente de ello, Aena aplica varias medidas destinadas a minimizar sus efectos sobre la calidad química del aire, al tiempo que controla y vigila los niveles de contaminación en el entorno de sus infraestructuras.
Por otra parte, el énfasis en la gestión eficiente de la energía, como la instalación de sistemas de iluminación de bajo consumo y el uso de energías renovables, ha obtenido ya resultados notables: entre 2012 y 2016, los aeropuertos redujeron en 83 millones de kWh su consumo, el equivalente al de 20.000 hogares durante un año. La reducción del consumo en ese periodo fue de algo más del 7%.
En el ámbito de las renovables, Aena cuenta con diversas instalaciones en su red. Un ejemplo son los aerogeneradores del aeropuerto de La Palma, pionero en el mundo de la aviación civil internacional en el uso de energía eólica. Sobresale también el empleo de plantas fotovoltaicas en autoconsumo en los aeropuertos canarios, con potencias comprendidas entre los 600 y los 1.000 kilovatios (kW). Los aeropuertos de Madrid, Menorca, Ibiza, Valencia, Alicante y Vigo también tienen instalaciones de este tipo, si bien de pequeña potencia.
Aena vigila asimismo la condición de las aguas del entorno aeroportuario y su subsuelo, mediante diferentes puntos de control: sólo en el aeropuerto de Madrid-Barajas hay más de 300.
La compañía cuenta también con plantas separadoras de hidrocarburos y desarenadoras, que garantizan la calidad de las aguas previa a su vertido.
La selección, reducción y reutilización de los residuos es otra pieza importante del dispositivo medioambiental del gestor. En 2015, el 42% de los residuos peligrosos y el 43 por ciento de los no peligrosos fueron valorizados, esto es, reaprovechados según la normativa europea.
Los aeropuertos europeos, unidos por la reducción de emisiones
Aena ha obtenido la certificación "Airport Carbon Accreditation" en seis de sus aeropuertos: AS Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat (ambos en nivel 2-Reducción), Palma de Mallorca, Menorca, Málaga-Costa del Sol y Lanzarote (estos cuatro últimos, nivel 1-Inventario).
Este programa, promovido por el Consejo Internacional de Aeropuertos de Europa (ACI Europe), ofrece un marco común a los aeropuertos para la gestión de sus emisiones de CO2, que luego se ha extendido a otros continentes.
En su informe de resultados para el ejercicio 2015-2016, la organización señala que 156 aeropuertos de todo el mundo se han sumado, evitando la emisión directa de más de 200.000 toneladas de CO2. Europa es responsable del 76% de dicha reducción.