
Cuando vas de vacaciones solo puedes pensara en disfrutar. Y más cuando acudes a otro país por primera vez, donde todo lo ves con diferentes ojos, te quedas impresionado por la riqueza cultural del destino, aprovechas los últimos rayos de sol de las zonas de playa, experimentas el ocio nocturno...
De hecho, se podría decir que, durante este periodo de desconexión para volver con las pilas cargadas a la rutina, muy poca gente mira el dinero que se gasta. Porque siempre (o casi) vienen a la mente frases como "ya se ahorrará más adelante", "es la última vez que viviremos esto" o "nunca más volveremos a este sitio".
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Pero lo cierto es que hay un pequeño porcentaje que sí lo sigue haciendo. Normal, claro está. El periódico Daily Mirror, en un artículo relativamente reciente, ha señalado el caso de una pareja -Bobby y Marie McQueen, Glasgow- que fueron a pasar unos días en Magaluf, Mallorca.
Pese a que tuvieron buena suerte con la meteorología y acertaron de lleno con el hotel, el enfado de los turistas se centró principalmente en el alto precio del alcohol. Y lanzaron al citado medio una contundente queja que se ha viralizado en las redes sociales.
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"No volveremos. Es la última vez que pagamos diez euros por un gin-tonic y doce por un vino blanco grande", señalaron sin tapujos. Es más, la crónica del periódico es todavía más directa y arranca con un titular llamativo: "Los británicos en España, horrorizados por la subida de precio de las bebidas, que hace que los complejos turísticos se salgan del presupuesto".
Pero el descontento fue generalizado. Una mujer de 62 años -Veronica Horwood, Bristol- lamentó el tamaño de las bebidas. "Antes llenaban el vaso hasta tres cuartas partes con ginebra. Ahora es menos de la mitad", relató al medio de comunicación junto a su amiga Diane.
A tener en cuenta
La justificación no está del todo clara, pero todo apunta a que el sector de la hostelería se ha encarecido tras la pandemia de la COVID-19. Por si fuera poco, el Daily Mirror también recogió el testimonio de algunos ingleses que gestionan locales en regiones de playa españoles.
"La gente no bebe tanto. Las empresas están pasando apuros. El costo de vida aquí ha aumentado mucho", desveló Cathy Sinclair. De ahí que el medio explique que la subida de los precios en bares y cafeterías signifique que los complejos turísticos que alguna vez fueron baratos, ahora estén fuera del alcance de algunos presupuestos.