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Científicos no dan crédito por el descubrimiento de un estudio en España: "Sirve para detectar supernovas horas después de la explosión"

Imagen de la supernova de Tycho en la constelación de Casiopea. Los datos de rayos X del observatorio Chandra se han combinado con una imagen óptica de las estrellas en el mismo campo de visión del Digitized Sky Survey. Fuente: NASA.

Un nuevo estudio liderado por el Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) ha demostrado que los protocolos específicos y el rápido seguimiento a través de telescopios pueden capturar los espectros más tempranos de estas explosiones estelares, idealmente en un plazo de 48 o incluso 24 horas tras su primera luz.

En profundidad

El estudio piloto, publicado en la revista Journal of Cosmology and Astroparticle Physics (JCAP), utiliza observaciones realizadas con el Gran Telescopio de Canarias (GTC). Para llevarlo a cabo, se analizó un total de diez supernovas: la mitad termonucleares --con una masa inicial no supera las ocho masas solares-- y la otra mitad de colapso del núcleo --con una masa inicial mayor. La mayoría se observaron en los seis días posteriores a la explosión estimada y, en dos casos, en las 48 horas siguientes.

Las primeras horas y días tras una explosión de supernova preservan pistas directas sobre el sistema progenitor: información que ayuda a distinguir modelos de explosión, estimar parámetros críticos y estudiar el entorno local. Históricamente, obtener datos tan tempranos era difícil, ya que la mayoría de las supernovas se descubrían días o semanas después de la explosión.

Más detalles

El protocolo del estudio liderado por el ICE-CSIC comienza con una búsqueda rápida de candidatos basada en dos criterios: la señal luminosa debe haber estado ausente en las imágenes de la noche anterior y la nueva fuente debe estar dentro de una galaxia. Cuando se cumplen ambas condiciones, el equipo activa el instrumento OSIRIS, instalado en el GTC, para obtener un espectro. Este espectro indica, entre otros muchos detalles, si la estrella contenía hidrógeno, lo que significa que se trata de una supernova de colapso de núcleo.

La investigación ofrece una oportunidad sin precedentes para estudiar los momentos inmediatamente posteriores a la muerte de una estrella y hace que la detección temprana sea clave para comprender su origen y evolución. Dado que este primer estudio logró recopilar datos en 48 horas, los autores concluyen que es posible realizar observaciones aún más rápidas.

A tener en cuenta

"Ahora sabemos que un programa espectroscópico de respuesta rápida, bien coordinado con cartografiados fotométricos profundos, puede recopilar espectros de forma realista en un día tras la explosión, lo que allana el camino para estudios sistemáticos de las fases más tempranas en futuros cartografiados a gran escala, como La Silla Southern Supernova Survey (LS4) y el Legacy Survey of Space and Time (LSST), ambos en Chile", ha señalado Lluís Galbany, astrofísico del ICE-CSIC y del Institut d'Estudis Espacials de Catalunya (IEEC) y primer autor del estudio.

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