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Si cierras la puerta de tu dormitorio y te acompaña un peluche cuando duermes, la psicología asegura que probablemente tienes estos 6 rasgos comunes

Dormir con un peluche y la puerta cerrada. Fuente: Canva.

Todos tenemos manías en España. Una de las más habituales es cerrar la puerta antes de dormir. Pese a que puede parecer una costumbre sin mayor importancia, lo cierto es que este hábito cotidiano dice mucho de la persona en cuestión, desde el punto de vista psicológico.

Para un grupo reducido de la sociedad, cerrar la puerta representa un ritual de protección, mientras que para otros puede ser una respuesta a varios sentimientos de vulnerabilidad, ansiedad o simplemente la necesidad de desconectar del mundo exterior. Se dice pronto.

En profundidad

Como bien sabemos, el dormitorio es uno de los lugares más íntimos del hogar. Por lo general, descansar después de un día ajetreado de trabajo representa una de las actividades más vulnerables, debido a que implica un estado de relajación muy profundo y desconexión de todo lo existente a nuestro alrededor.

Dentro de este grupo, la realidad es que son muchos los españoles y españolas que no pueden cerrar los ojos sin tener un peluche a su lado. Al parecer, hace que se sientan protegidos, les aporta una compañía durante las horas de noche y les da confianza para afrontar un mejor descanso. No es solo cosa de niños.

Más detalles

Ante este panorama, la psicología ha querido 'entrar en juego' y mostrar su opinión al respecto. A su juicio, hay seis rasgos psicológicos vinculados muy estrechamente con este hábito:

  • Sensibilidad emocional. Suelen tener una conexión emocional fuerte con determinados objetos.
  • Nostalgia. Pueden tener un apego emocional al pasado, a momentos de la infancia.
  • Búsqueda de seguridad. El peluche aporta una sensación de refugio emocional, mientras que la puerta cerrada sugiere una necesidad de sentirnos seguros y protegidos.
  • Sensibilidad al entorno. Prefieren controlar el ambiente, como la luz, la temperatura o los ruidos, para descansar mejor.
  • Necesidad de control. Tener una rutina específica puede mostrar una necesidad de orden y estructura, especialmente en personas con ansiedad, pensamientos acelerados...
  • Necesidad de espacio personal. Podrían ser personas que recargan su energía en soledad y tienen siempre en mente sus límites personales
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