
Las cocinas blancas y de madera han ganado cierta popularidad estos últimos años gracias a su capacidad para combinar la pureza y luminosidad del blanco con la calidez de la madera. Una mezcla muy atemporal que, sin duda, puede adaptarse a diversas tendencias decorativas, desde el estilo escandinavo hasta el rústico moderno.
Como bien sabemos, el diseño de estas cocinas permite incorporar muebles blancos con encimeras de madera, cocinas en forma de U o con isla, y diferentes estilos como vintage, moderno y rústico. Cada elección, claro está, aporta una estética inigualable, pero mantiene siempre un ambiente cálido y elegante.
En profundidad
Sorprendentemente, este verano, sobre todo en las casas más lujosas y modernas, se ha impuesto una nueva tendencia: las cocinas de acero inoxidable. O al menos eso es lo que ha opinado de manera contundente la interiorista Silvia Trigueros en una entrevista con 'El Mueble'.
"El acero inoxidable reaparece en las cocinas, pero esta vez en acabado cepillado, con un aspecto menos industrial al visto a este el momento, más cálido y contemporáneo", ha manifestado la experta. Una intervención que ha generado comentarios positivos en las redes sociales.
Más detalles
Conocido por su durabilidad y resistencia, el acero inoxidable -a diferencia de otros materiales- no se oxida ni se corroe, lo que significa que puede durar años, incluso décadas, con el cuidado adecuado. Por si fuera poco, es un material sin reacción con los alimentos, posibilitando que no haya contaminación química en las recetas.
Pero esto no es todo. El resto de sus ventajas son las siguientes:
- Resistente a altas temperaturas. Es capaz de resistir tanto temperaturas extremas de calor y de frío sin sufrir daño alguno.
- Fácil mantenimiento y limpieza. Es muy resistente a las manchas. Al no ser poroso y anticorrosivo, no se llega a ensuciar en profundidad, por lo tanto, es muy fácil de limpiar.
- Antibacteriano. Al no tener superficie porosa, no puede albergar gérmenes ni bacterias como el plástico o la madera.
- Alta resistencia a la corrosión. El acero inoxidable cuando interactúa con el oxigeno y con el agua no sufre ningún cambio, permanece inalterable.