Actualidad

Musk se despide de la Casa Blanca pero promete seguir como "amigo y asesor" de Trump

Elon Musk y Donald Trump hacen publicidad de un coche Tesla en la Casa Blanca. Foto: Reuters

Elon Musk ha abandonado la Casa Blanca con una llave dorada como recuerdo. En un último mensaje, ha asegurado que "este no es el final del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), sino el principio. Es como el budismo, un medio de vida". Y ha prometido seguir como "amigo y asesor" del presidente Donald Trump.

En un mensaje preparado, Trump celebró los "recortes realizados por DOGE", leyendo una lista de proyectos que supuestamente han cancelado, como "un proyecto para hacer ratones transgénero". Y, tras unos minutos, ha cambiado de tema, para insistir que "los aranceles son muy importantes, sin ellos nuestro país estaría en peligro". "Antes de que ganara, este país estaba muerto. Había transgénero para todos. Cuando me fui, no había inflación ni guerras, todo iba bien. Ahora hemos derrotado al ISIS en tres semanas y hemos evitado una guerra nuclear entre India y Pakistán", aseguró. Y terminó mencionando teorías de la conspiración sobre el mandato de Joe Biden.

Musk, por su parte, aseguró que seguirá siendo "un amigo y un asesor" de Trump, antes de felicitar al presidente por poner oro de 24 quilates en varias partes del Despacho Oval. "Ahora tiene la majestuosidad que se merece".

Pero quizá la mayor derrota de Musk ha sido revelar la incapacidad de su gran proyecto, DOGE. Musk llegó a la Casa Blanca prometiendo recortar 2 billones de dólares en "gastos inútiles", una promesa matemáticamente imposible, ya que supondría recortar un tercio de los presupuestos, prácticamente eliminando todo lo que no fuera el pago de los intereses de la deuda y los gastos en pensiones y seguros públicos de sanidad para mayores y personas de bajos ingresos.

Aquella promesa fue encogiéndose con los meses: de 2 billones pasó a uno, de allí a 500.000 millones, y finalmente a unos 170.000 millones. Pero las últimas cifras ofrecidas por su agencia apuntan a tan solo 70.000 millones, según recoge un listado lleno de errores. Por ejemplo, la lista cuenta varias veces las mismas partidas o celebra la supuesta 'cancelación' de contratos que simplemente han caducado y que han sido renovados por más dinero. Su plan de reducir el estado al mínimo, de hecho, va en dirección contraria: los gastos del Gobierno de EEUU han aumentado un 6% interanual al cierre del primer trimestre, según los datos de la Reserva Federal. Hoy ha prometido que "dentro de un tiempo, el equipo alcanzará ese objetivo de los 2 billones".

Hasta ahora, su efecto más claro ha sido la cancelación brusca (e irregular) del Departamento de Desarrollo Internacional (USAID), que se encuentra en disputa en los tribunales, y los despidos de miles de empleados públicos, algunos de los cuales tuvieron que ser recontratados poco después.

Y la pregunta es si ese departamento sobrevivirá a su marcha. En una entrevista con la agencia Reuters, un ingeniero de software exempleado de DOGE, Sahil Lavingia, aseguró que el departamento "va a morir, no con una explosión sino con un gemido", ya que "el atractivo" para los empleados "era Elon. Sin él muchos empleados van a dejar de presentarse en el trabajo sin más. Va a ser como una startup llena de niños que acaba cerrando en cuatro meses". Muchos de los trabajadores del equipo de Musk eran jóvenes que rondaban los 20 años, especializados en programación, y algunos de ellos con sus propios escándalos por tener historiales de mensajes misóginos, racistas o pronazis en redes sociales.

Su salida llega justo cuando Musk se ha visto envuelto en un nuevo escándalo después de que el New York Times revelara hoy hasta dónde llega su adicción a las drogas. El Wall Street Journal ya había apuntado en enero que Musk consumía ketamina, LSD, cocaína, éxtasis y setas psicodélicas, llegando a preocupar a los directivos de SpaceX y Tesla. Pero la publicación de hoy acusa al hombre más rico del planeta de llegar a consumir hasta 20 pastillas de diversas sustancias al día durante la campaña electoral y en los últimos meses. Hasta tal punto habría llegado su adicción a la ketamina que Musk habría sufrido problemas con la vejiga, un efecto secundario provocado por el abuso de esta droga. Y el medio neoyorquino añade que le habrían avisado con antelación de los test antidroga que tienen que pasar los empleados públicos en EEUU, para que no fuera cazado.

Preguntado por estas acusaciones, Musk se ha limitado a exigir que le retiraran un premio Pulitzer al medio, aludiendo a una supuesta conspiración sobre una noticia publicada hace unos años. "Cambiemos de tema", ha zanjado.

Su salida llega también precedida de la decepción que Musk está mostrando ante la reforma fiscal que tramita el Congreso, y que dispararía el déficit y la deuda pública. El empresario ha criticado que la 'Gran y Bella Ley', el proyecto estrella de Trump, "socava el trabajo que está haciendo el equipo de DOGE".

La presencia de Musk en el Gobierno ya se había visto disminuida desde la derrota del candidato republicano en una elección clave para el Tribunal Supremo estatal de Wisconsin. El empresario hizo mítines, invirtió millones de dólares y llegó a sortear dinero entre los votantes. Su figura, sin embargo, generó tanto rechazo que acabó impulsando a la aspirante demócrata hasta arrasar por 10 puntos en un estado tradicionalmente empatado entre ambos partidos. Desde ese momento, el poder de Musk sobre la Casa Blanca se desvaneció: Trump no perdona a los 'perdedores'.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky