Economía

¿Qué opciones tiene Musk para recortar el presupuesto de EEUU? Las cifras no salen para una reforma histórica salvo revolución en las filas republicanas

Foto: Alamy

Una de las grandes historias de las elecciones de EEUU ha sido la alianza entre Donald Trump y Elon Musk. El presidente electo ya ha anunciado que el consejero delegado de Tesla será el 'zar del ahorro', al frente del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, con el objetivo de recortar gasto público. Musk ha prometido recortar "2 billones de dólares" de gasto de los casi 7 que alcanza el presupuesto de EEUU, para eliminar el gigantesco déficit que sufre el país. Pero una mirada muy atenta a las cuentas del país revela lo difícil de su misión: o Musk se contenta con recortar partidas irrisorias con más fines propagandísticos que de ahorro, o su objetivo de "deconstruir el estado administrativo" requeriría de un apoyo muy complicado de un Partido Republicano sin apenas margen de maniobra en el Congreso.

El presupuesto de EEUU alcanzó los 6,1 billones de dólares de gastos totales en 2023 (en 2024 llegará a los 6,7 billones, aunque estos cálculos se harán sobre el de 2023, que ya está cerrado). De ellos, 3,8 billones son "obligatorios", es decir, impuestos por ley: Medicare (sanidad pública para jubilados), Medicaid (seguro sanitario para personas de bajos ingresos), pensiones de la Seguridad Social, subsidios de desempleo, ayudas para familias de bajos recursos, cupones de alimentación y otras partidas similares. Todos estos gastos están obligados por ley y no pueden ser eliminados más que por otra ley.

El Congreso podría aprobar cambios en estas partidas (salvo pensiones) por mayoría simple en las dos cámaras, pero los republicanos tendrán finalmente un margen minúsculo en la Cámara de Representantes: probablemente 220 a 215, que se quedarán en 217 a 215 si los nombramientos de Trump de varios diputados como ministros salen adelante. Y, conociendo la histórica indisciplina en sus filas, aprobar una ley de recorte de ayudas sociales se antoja casi imposible: todos los votos republicanos serán "el decisivo", y los anuncios culpándoles de ser "el voto clave" que dejó a miles de ciudadanos estadounidenses sin ciertas ayudas sociales serían constantes hasta las próximas elecciones, dentro de apenas dos años. Trump ya tuvo enormes problemas en 2017 para eliminar la reforma sanitaria de Barack Obama por las rebeliones internas, y entonces los republicanos tenían una mayoría de 47 diputados. Con una mayoría de apenas 2 votos ahora, el coste político que tendrían que pagar por hacer recortes a la 'clase obrera' sería prácticamente insoportable para todos sus diputados, especialmente para los de las circunscripciones más competidas.

A eso se añade el pago de intereses de la deuda: 659.000 millones en 2023, que se han disparado a 949.000 millones en 2024, y creciendo a buen ritmo, con el aumento constante de la deuda registrada en los últimos años y la subida de los tipos de interés sobre esa deuda.

Gastos discrecionales: qué se puede recortar

Lo único que el Gobierno puede recortar unilateralmente es el llamado "gasto discrecional", es decir, las partidas que no están obligadas por ley: 1,7 billones de dólares en 2023. Esa cifra, de entrada, ya es mucho menor de lo que Musk prometía recortar. Pero es que prácticamente la mitad de ese apartado está dedicado a defensa: 805.000 millones en 2023 y creciendo a un ritmo del 7% anual. Conseguir que los diputados y senadores republicanos aprueben recortes al gasto militar es más difícil que conseguir que un camello pase por el ojo de una aguja. Incluso si se detectaran gastos innecesarios, lo más probable es que esos ahorros se pasaran a otras partidas de Defensa: siempre se pueden comprar 1.000 misiles más con lo que se arañe de ahorros en personal o en contratos, por poner un ejemplo.

Eso dejaría solo 917.000 millones sobre la mesa, un 15% del total (con el presupuesto de 2023, el de este año será mayor aunque el porcentaje del total será muy similar). Pero parte de ese dinero es radioactivo: 130.000 millones van a ayudas para los veteranos de guerra, un grupo que ningún partido quiere granjearse como enemigo, y el propio Trump se jacta de haber sido él el que promulgara la última ley bipartidista para mejorar las ayudas a ese grupo. Y 74.000 millones van a Justicia, otro departamento que es muy difícil de recortar.

Lo que quedarían son 713.000 millones para recortar. Pero esas partidas no son baladíes: 125.000 millones van a Educación, Empleo y Servicios Sociales, 100.000 millones más van a salud, 83.000 millones van a asuntos internacionales, ayuda externa, embajadas y similares, otra parte va al fondo de garantía de depósitos bancarios... La parte más 'jugosa' son los 59.000 millones que van a gastos administrativos y ministerios pequeños, como Agricultura o Comercio. Pero esas partidas no incluyen excesivos dispendios: entre 2003 y 2022, este grupo de gastos ha supuesto de media un 7,3% del PIB, pero en 2023 se había recortado su peso al 6,4%. Es decir, estos departamentos ya están 'apretándose el cinturón'.

Por supuesto, hay muchas formas de aumentar la eficiencia: por ejemplo, la digitalización de la administración pública puede ahorrar una buena cantidad de dinero en oficinas y funcionarios atendiendo al público, y reducir las esperas para los ciudadanos. Pero ese proceso requiere de una campaña de extensión de la fibra óptica y las conexiones móviles por todo el país, que es enorme y mayoritariamente rural. Joe Biden puso en marcha un fondo de 42.450 millones de dólares para ello, y no parece estar siendo suficiente para alcanzar a todos los rincones del continente.

Un documento del Comité para un Presupuesto Federal Responsable calcula que se pueden ahorrar unos 70.000 millones anuales de forma "sencilla", anulando programas como las ayudas para comprar coches eléctricos (5.000 millones), imponer aranceles aduaneros a los productos enviados desde China por compañías como Temu o Aliexpress (2.500 millones) o detener las anulaciones de deuda universitaria aprobadas por Biden (3.000 millones). Recortes reales que Trump podría hacer unilateralmente, pero que no llegarían ni a compensar un 25% de los 300.000 millones de coste extra de los intereses de la deuda solo este año.

Qué preocupa de verdad a Musk

Una mirada a las cuentas de Musk en X, sin embargo, revela cuáles son sus verdaderos problemas. Entre la lista de "el desperdicio de 2023", que publicó en su cuenta @America, aparecen conceptos como "Las investigaciones del Doctor Fauci", del Instituto de Salud y Enfermedades en "La Isla de los Monos", que suma unos 50 millones; "el tanque de langostas" del Departamento de Defensa, de unos 8.300 dólares; ayudas a Egipto de 6 millones; un estudio de "monos transgénero", que cuantifica en 477.000 dólares; o una novela sobre "desinformación del Covid", sin cuantificar. Todos ellos gastos minúsculos sobre el total de los presupuestos, pero que parecen sacados de un segmento televisivo de Fox News para generar polémica sobre los gastos locos e inexplicables del Gobierno. No sorprende el foco sobre las investigaciones del Doctor Anthony Fauci, que se ha convertido en una especie de 'hombre del saco' de la extrema derecha estadounidense por sus investigaciones sobre enfermedades y su papel apoyando las vacunas contra el covid.

Pero el principal foco del empresario parece estar en "desmontar el estado administrativo": ha abierto la puerta, por ejemplo, a despedir a todos los funcionarios de Educación. Musk ha puntualizado que les pagarían la indemnización correspondiente durante dos años, porque "el objetivo no es que se queden sin pagar sus hipotecas ni castigarlos", sino obligarles a buscar trabajo en un sector en el que sean "más productivos". El problema es que despedir a miles de funcionarios sin reemplazo puede dejar un enorme agujero en la Administración, y los costes sociales y políticos podrían hacerse evidentes muy rápidamente. Habrá que ver si Musk se contentará con recortar el famoso 'chocolate del loro' o si quiere hacer tajos gigantescos a lo Javier Milei en Argentina... y si Trump está dispuesto a pagar el coste político que supondrían.

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