
A veces, a pesar de tener nuestros hogares limpios, se nos puede olvidar una parte que, por insignificante que parezca, da un aspecto de suciedad a los demás: la parte externa de las persianas.
Las persianas tienden a ser las grandes olvidadas, puesto que desde dentro de las casas no se ven, sin embargo, cualquiera que pase por delante de ellas las verá (por muy altas que estén) y si están muy sucias dará la impresión de poca limpieza o abandono.
Además, es muy sencillo mantenerlas limpias, y en apenas minutos cambia por completo su aspecto. Tan solo hay que quitar el cajón, que se encuentra en la parte superior de la ventana y es en donde se enrolla la persiana, e ir pasando una bayeta con agua y jabón mientras subimos y bajamos la persiana, para darle por todos los rincones.
Dependiendo del material del cajón, se retirará de una forma o de otra, por lo que lo mejor es consultar de qué tipo es y la forma más sencilla de hacerlo.
La ventaja de esta forma de limpiar las persianas es que se hace desde dentro de casa y no asomándose a la parte externa, que puede ser muy peligroso, por lo que se trata de una manera de limpiar fácil y segura.