
La asignación de un nuevo Papa es uno de los temas que más interés ha despertado desde la noticia de la muerte el 21 de abril de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco I. Se dio a conocer una serie de acontecimientos protocolarios que han sido clave en estos días. Primero el entierro del Santo Padre, el pasado sábado 26 de abril, y la celebración del Cónclave, con el que se nombrará a un nuevo pontífice.
Esta elección es una de las más delicadas, ya que marca la dirección que quiera tomar el catolicismo en los próximos años. Al cardenal que reciba al menos dos tercios de los votos se le preguntará si acepta la elección y se le pedirá que escoja un nombre para adoptar en su papado. Sin embargo, ¿cuál es el motivo de esta elección? ¿se puede usar cualquier nombre?
El motivo principal por el que se emplea un nombre diferente no sería otro que marcar una especie de "renacer", una ruptura con el pasado con la que marcan un nuevo comienzo.
Dependiendo del que se escoja el estilo del papado puede ser totalmente distinto. Por ejemplo, el Papa Francisco eligió ese nombre en honor a San Francisco de Asís, para destacar la humildad, la pobreza y el cuidado de la creación. En el caso de Juan Pablo I, este combinó los nombres de Juan XXIII y Pablo VI, en homenaje a sus predecesores.
Los nombres 'prohibidos'
No es una regla escrita, pero evidentemente hay nombres que nunca se usarán en un Papa. Al ser elegido, el nuevo Santo Padre podrá usar el nombre que quiera para marcar su papado. Sin embargo, en la práctica, hay algunos nombres que se han evitado por razones históricas, de respeto o de mala reputación.
Concretamente hay nombres que solo se han empleado una vez, y no parece que vuelvan a ser usados. San Pedro es considerado el primer Papa y ningún otro ha tomado ese nombre por respeto a lo sagrado.
En esta misma tónica está Jesús, el hijo de Dios. Sin embargo, si al anterior se le consideraba una falta de respeto, esto sería "básicamente una blasfemia", explica el profesor de teología Andrew Boyd.
Está claro que los nombres "asociados con el mal" serán evitados. Cualquier nombre que tenga una fuerte connotación negativa, demoníaca o herética sería impensable. Lucifer, Beelzebú, Asmodeo, Leviatán, Lilith, y Mammón, entre otros.
Algunos nombres han sido evitados porque fueron usados por "antipapas" (personas que reclamaron ser Papa sin haber sido válidamente elegidas). Por ejemplo, el nombre "Felipe" fue usado por un antipapa, y nunca ha sido usado por un Papa legítimo.
Otros personajes históricos un tanto controversiales, como Juan XXIII, que fue usado por un antipapa y luego retomado por un Papa legítimo, son delicados. En ese caso, el Papa Juan XXIII que gobernó en el siglo XX decidió asumir ese número oficialmente.
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