
El lunes 28 de abril a las 12:33 horas, España vivió un 'cero energético', un apagón masivo que acabó de golpe toda la red eléctrica. Sin suministro, millones de hogares y empresas quedaron a oscuras durante horas, mientras carreteras se colapsaban, trenes detenían su marcha y redes de comunicación e internet caían dejando a la población aislada.
Gobierno y Red Eléctrica advirtieron de que la restauración total podría tardar entre seis y diez horas, y así fue: la reconexión se hizo de forma gradual para evitar un nuevo colapso, priorizando servicios básicos como hospitales, sistemas de agua y seguridad.
¿Qué es un 'cero energético'?
Un 'cero energético' se produce cuando la capacidad de generación eléctrica cae de manera abrupta a cero o la red se bloquea, provocando un corte total del suministro.
Es un colapso extremo del sistema eléctrico que afecta de forma simultánea y generalizada a millones de usuarios, inmovilizando infraestructuras y dejando sin funcionamiento casi cualquier aparato o servicio dependiente de la electricidad.
Posibles causas del apagón
Las razones detrás de un apagón de esta magnitud pueden ser diversas: la falta de recursos suficientes para cubrir picos de demanda, fallos técnicos o de mantenimiento en plantas de generación, sobrecargas y daños en subestaciones o líneas de alta tensión, y ,en ocasiones, incluso decisiones de emergencia para proteger la red.

A lo largo de la jornada también se barajó la posibilidad de un ciberataque, aunque no se ha confirmado ninguna implicación externa.
Consecuencias para la sociedad y la economía
Sin electricidad, el tráfico rodado se atascó, los trenes quedaron paralizados y muchos pasajeros tuvieron que ser evacuados de los vagones. Supermercados, fábricas y oficinas detuvieron su producción y millones de personas quedaron 'offline', sin acceso a internet ni a servicios básicos.
El impacto económico y social se traduce en pérdidas de miles de euros por hora, además de pesar en el ánimo colectivo y la sensación de vulnerabilidad. De hecho, el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, cifra en el 0,1 % del PIB, unos 1.600 millones de euros, el impacto del apagón.
Otros apagones históricos
España no es la única que ha sufrido un colapso así. En Italia, el gran apagón de 2003 dejó a 56 millones de personas sin luz. O India, que vivió en 2012 el mayor apagón del mundo, afectando a más de 600 millones de usuarios.
Además, en febrero de este año Chile sufrió un corte generalizado tras la avería de una línea de transmisión entre Vallenar y Coquimbo. En todos esos casos, las causas fueron desde fenómenos meteorológicos extremos hasta fallos en infraestructuras críticas.
Recuperación y prevención
La recuperación del suministro tras un 'cero energético' exige reactivar plantas de generación, reparar líneas dañadas y equilibrar la red con cuidado para no forzarla de nuevo.
España aplicó protocolos de emergencia y contó con apoyo internacional para lograrlo en menos de un día. Para evitar futuros colapsos se confía en sistemas de respaldo (grupos electrógenos, interconexiones exteriores), diversificar fuentes de energía y mantener un mantenimiento riguroso de toda la infraestructura.
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