
El Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) ha iniciado el proceso administrativo para la aprobación del cuarto ciclo de planificación hidrológica correspondiente al periodo 2028-2033.
El pasado 20 de diciembre el Boletín Oficial del Estado publicó el anuncio de la Dirección General del Agua que abre los seis meses de consulta e información pública de los documentos iniciales para las demarcaciones hidrográficas del Cantábrico Occidental, Guadalquivir, Ceuta, Melilla, Segura y Júcar, así como la parte española de las demarcaciones del Cantábrico Oriental (en el ámbito de competencia de la Administración General del Estado), Miño-Sil, Duero, Tajo, Guadiana y Ebro.
La información y consulta pública constituye la primera fase del proceso de revisión de los planes hidrológicos vigentes y deberá culminar antes del 31 de diciembre de 2027 con la aprobación de la nueva hoja de ruta que marcará la gestión del agua en España durante los seis años posteriores. Antes de que finalice el presente ejercicio el Ministerio también pondrá a disposición pública los Esquemas de Temas Importantes de cada demarcación hidrográfica y a lo largo de 2026 se pondrá en consulta pública el propio proyecto de plan hidrológico para el periodo 2028-2033.
Los documentos iniciales se componen de programa, calendario, estudio general sobre la demarcación y fórmulas de consulta. Han sido elaborados por las correspondientes confederaciones hidrográficas y se pueden consultar en las sedes y páginas web de estos organismos de cuenca hasta el 20 de junio de 2025. Durante ese tiempo, los interesados podrán dirigirse a los organismos de cuenca correspondientes para realizar las propuestas, observaciones y sugerencias que estime convenientes.
Priorizar la inversión en infraestructuras
La nueva planificación hidrológica deberá identificar los principales problemas a los que se enfrenta cada una de las demarcaciones hidrográficas y plantear potenciales soluciones en un entorno marcado por los efectos del cambio climático, que está provocando un importante incremento de las temperaturas, significativos cambios en las precipitaciones, sequías más intensas y prolongadas e inundaciones más recurrentes y extremas.
La frecuencia y magnitud que están adquiriendo estos fenómenos, como la DANA que arrasó Valencia el pasado 29 de octubre, vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de priorizar la inversión en obra hidráulica, que en España arrastra hasta el momento un déficit de 27.000 millones y, según las previsiones, seguirá creciendo. De hecho, si los Presupuestos Generales del Estado siguen sin aprobarse y el ritmo de licitación pública para estas infraestructuras continúa siendo tan escaso como en los últimos años será técnicamente imposible ejecutar en plazo las inversiones previstas en el Plan Hidrológico 2022-2027.
Tal y como señala Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras de España (Seopan), en los dos primeros años de planificación se licitaron únicamente 5.534 millones frente a los 12.600 millones calculados y el 20,5% de los contratos de concesiones quedaron desiertos en 2023. Una denuncia a la que también se une la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), según la cual un 29,2% de las infraestructuras hidráulicas relacionadas con el regadío no se han ejecutado, pese a haber sido aprobadas en los diferentes planes de cuenca.
Más demanda con menos agua en los acuíferos
La memoria inicial del cuarto ciclo de planificación hidrológica de la mayoría de las demarcaciones alerta de que en los próximos años gran parte de los acuíferos seguirán vaciándose debido a la caída de las precipitaciones y adelanta algunas medidas para prevenir la sobrexplotación y asegurar que la utilización de sus aguas no supere su capacidad de regeneración, ya que actualmente, el 40% de los recursos subterráneos se encuentra en mal estado de conservación.
Asimismo, contempla un aumento de la demanda hídrica por parte del sector urbano e industrial que se espera compensar en parte con el incremento de la digitalización del ciclo del agua y la modernización de regadíos que permitirán hacer un uso más eficiente y, en aquellas cuencas con mayor estés hídrico, con el impulso de la desalinización y la reutilización de agua depurada. El incremento de recursos no convencionales también deberá contribuir a enfrentar episodios de sequía como los que azotaron Cataluña y Andalucía el pasado verano y que, como recogen los mismos documentos, serán cada vez más intensos y recurrentes.