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Foment censura la "coacción" contra el propietario de la Casa Orsola de Barcelona

  • La patronal defiende el "derecho a la propiedad privada" frente a los activistas del 'Sindicat de Llogateres'
Imagen de la fachada del edificio de Casa Orsola. EP
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La patronal Foment del Treball ha censurado la actitud de las administraciones públicas con la propiedad de la Casa Orsola de Barcelona. Además, ha expresado su "defensa radical del derecho a la propiedad privada y del buen funcionamiento y vigencia del Estado de Derecho" frente al hostigamiento de los activistas del Sindicat de Llogateres.

En un comunicado, la organización empresarial presidida por Josep Sánchez Llibre ha recordado que el desahucio de un inquilino estaba previsto el pasado viernes, pero se impidió actuar a la comitiva judicial y finalmente se aplazó hasta el próximo martes, 18 de febrero.

"La patronal catalana quiere expresar el apoyo al propietario del edificio", recoge el texto. Foment exige que se respete la ley y su aplicación y que las administraciones públicas ayuden a la propiedad en vez de presionarla hasta "extremos muy próximos a la coacción".

"No se puede privar a nadie de su propiedad, ni imponerle cargas, servidumbres o prestaciones no establecidas en las leyes", denuncia la patronal. "Los que pretendan esto, sean personas públicas o privadas, no están ejerciendo potestades ni derechos, sino coaccionando e intimidando ilegalmente para privar a un propietario legítimo de su propiedad y de los frutos de esta", añade.

Defensa del propietario

Foment alega que el dueño de la Casa Orsola "no es un especulador, sino una persona que ha actuado conforme al Derecho, con diligencia y responsabilidad". Además, critica que se use públicamente "con mucha ligereza" el término especulación, y manifiesta textualmente que "no hay un derecho a vivir donde se quiera al precio que se quiera".

En los últimos tres años, la patronal recuerda que la Casa Orsola ha sido objeto de campañas de desprestigio, ocupaciones ilegales e incluso actos vandálicos que han deteriorado un patrimonio modernista.

Después de que el titular del edificio se haya planteado la posibilidad de vender la finca, Foment ha valorado que "es una mala noticia para Barcelona y para Cataluña que empresarios catalanes decidan dejar de invertir en nuestro país". "Un disparo en el pie peligroso", ha apostillado.

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