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Adiós a los radiadores: llega la solución noruega de calefacción que permite un alto ahorro energético

Foto: Dreamstime.

Atrás queda el histórico radiador de calor. Entre las nuevas alternativas surge la calefacción por suelo radiante, los paneles radiantes y las bombas de calor. Cada uno de estos sistemas presenta características únicas que se adaptan a diferentes necesidades y tipos de edificaciones, ofreciendo no solo comodidad, sino también un impacto ambiental reducido.

Según explica el medio italiano de energía Energycue, la calefacción por suelo radiante es uno de los métodos más eficaces para distribuir el calor en el hogar. Este sistema utiliza tuberías o elementos calefactores instalados bajo el suelo, lo que permite una distribución uniforme del calor. Ideal para viviendas modernas, este tipo de calefacción opera a temperaturas más bajas que los radiadores convencionales, lo que se traduce en un menor consumo energético y un ambiente más confortable.

Por otro lado, los paneles radiantes, que pueden ser montados en paredes o techos, representan otra alternativa eficiente. Estos sistemas emiten calor por radiación, lo que significa que calientan las superficies y, a su vez, el aire en la habitación. Además de su eficiencia, los paneles radiantes no ocupan espacio valioso dentro de las habitaciones, lo que los hace ideales para espacios reducidos.

La versatilidad de las bombas de calor

Las bombas de calor se destacan por su versatilidad, ya que no solo son capaces de calentar, sino también de enfriar y proporcionar agua caliente sanitaria. Utilizando energía térmica del aire, el agua o el suelo, este sistema garantiza alta eficiencia y contribuye a la reducción de las emisiones de CO?, alineándose con las tendencias actuales de sostenibilidad.

Un sistema avanzado en esta categoría es la bomba de calor geotérmica. Este tipo de sistema aprovecha el calor natural presente en el suelo o en aguas subterráneas, utilizando sondas geotérmicas que se instalan a diferentes profundidades. A través de un fluido caloportador, el calor se transfiere al interior del edificio, donde se utiliza para vaporizar un líquido refrigerante, que luego es comprimido para alcanzar temperaturas adecuadas para calefacción o agua caliente.

Existen dos variantes principales de bombas de calor geotérmicas: agua-agua, que aprovechan los acuíferos, y agua subterránea, que extraen calor del suelo. La elección entre uno y otro depende de la disponibilidad de recursos naturales en la zona y de las necesidades específicas del edificio. Esta flexibilidad permite adaptar el sistema a diferentes contextos y requerimientos.

Los desafíos del sistema de bombas de calor

Sin embargo, a pesar de las numerosas ventajas, las bombas de calor geotérmicas también presentan desafíos importantes. La instalación de estos sistemas es compleja y costosa, ya que requiere perforaciones profundas y puede implicar intervenciones invasivas en el terreno. Además, el proceso burocrático para obtener las autorizaciones necesarias puede ser un obstáculo, especialmente en áreas con restricciones urbanísticas.

A pesar de la inversión inicial significativa, los ahorros energéticos a largo plazo y el bajo impacto ambiental hacen de las bombas de calor geotérmicas una opción atractiva para muchos hogares y edificios. En un mundo que busca minimizar su huella de carbono, estas soluciones de calefacción representan un paso importante hacia un futuro más sostenible y eficiente.

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