
Cada persona tiene una relación particular con el ejercicio. Para algunos, es una pasión que se manifiesta en horas pasadas en el gimnasio o en la preparación para maratones. Sin embargo, para la mayoría de las personas, la actividad física se queda relegada en una sociedad llena de responsabilidades y distracciones. En este contexto, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU (DHHS por sus siglas en inglés), solo el 26% de los hombres, el 19% de las mujeres y el 20% de los adolescentes cumplen con las recomendaciones mínimas de actividad física. De esta forma, si hacemos un cambio en esta tendencia, y por ejemplo, empezamos a caminar, incluso, podemos ganar más años de vida.
Con el objetivo de entender el impacto de la inactividad en la salud, un nuevo estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine, y que recoge Fortune, arroja luz sobre las consecuencias que podría tener no alcanzar las pautas de ejercicio. Investigadores, analizando datos de mortalidad de más de 36.000 estadounidenses mayores de 40 años, concluyeron que quienes no se ejercitan adecuadamente pueden "estar perdiendo años de vida".
Método de la investigación y aumento de tiempo de vida
El estudio transforma diferentes formas de ejercicio a su equivalente en minutos de caminata diaria, facilitando la comparación entre distintos niveles de actividad. Los participantes fueron clasificados en cuatro grupos, desde aquellos con menor actividad -equivalente a 50 minutos de caminata diaria- hasta los más activos, que lograban cerca de tres horas. Esta categorización revela no solo la diversidad de hábitos en torno al ejercicio, sino también la potencial ganancia de esperanza de vida que podría lograrse con un aumento en la actividad.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es la significativa "esperanza de vida que pueden ganar los inactivos". Lennert Veerman, profesor de Salud Pública en la Universidad Griffith, afirma que, si el 25% más activo de la población pudiera ser un modelo a seguir, los mayores de 40 años podrían vivir 5,3 años más, alcanzando una expectativa de vida de aproximadamente 84 años.
Para aquellos que se encuentran en el grupo menos activo, este estudio es una llamada de atención. Veerman destaca que "las personas inactivas son las que más pueden ganar". Un simple incremento en la actividad diaria, como una hora adicional de caminata, podría traducirse en seis horas más de vida.
Los que pierden tiempo de vida
Aún más impactante es la revelación de que si la inactividad se convirtiera en la norma, la esperanza de vida podría reducirse en hasta 5,8 años. Esto representa una drástica disminución en la calidad de vida para las generaciones futuras. Así, se torna fundamental fomentar un estilo de vida más activo desde edades tempranas para garantizar una vida más larga y saludable.
Cualquier incremento en la actividad física tiene el potencial de generar beneficios significativos, especialmente para aquellos menos activos. Moverse a un grupo de actividad algo más elevado puede resultar en un incremento notable de la esperanza de vida, lo que subraya la importancia de pequeñas mejoras en el ejercicio diario.
Al respecto, el DHHS enfatiza que el ejercicio no solo contribuye a una mayor longevidad, sino que promueve el bienestar general. Mejora la calidad del sueño, facilita las tareas diarias, potencia la función física y cognitiva y eleva los estados de ánimo. Es evidente que los beneficios del ejercicio trascienden el simple aumento en la expectativa de vida.
Incorporar actividad física en la vida cotidiana no tiene que ser complicado, incluso en una sociedad dependiente del automóvil. "Cada pequeña contribución cuenta", afirma Veerman. Pequeños hábitos, como subir escaleras en lugar de usar el ascensor, optar por el transporte público o tomar descansos activos en el trabajo, pueden tener un impacto a largo plazo en la salud.
Veerman concluye, "intenta encontrar las pequeñas cosas que puedas hacer que no requieran demasiado esfuerzo. Las pequeñas acciones, acumuladas a lo largo de los años, pueden marcar una gran diferencia". De esta forma, con pequeños cambios en nuestras rutinas diarias, todos podemos contribuir a nuestros años de vida y a una vida más plena y saludable.
"Actividad física incidental"
A continuación se presentan algunas formas en las que puede incorporar más movimiento a su día, o lo que Veerman llama "actividad física incidental":
- Utilice las escaleras tanto como sea posible.
- Intente optar por el transporte público, para poder caminar hacia y desde las estaciones de autobús o tren.
- Utilice un escritorio de pie móvil para alternar entre estar de pie y sentado.
- Camine hasta el dispensador de agua, la impresora, el baño o tome un café en el trabajo.
- "Intenta encontrar las pequeñas cosas que puedas hacer y que no requieran demasiado esfuerzo", dice Veerman. "Las pequeñas cosas pueden marcar una gran diferencia a lo largo de los años".
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