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La DANA asola Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía con cerca de 100 muertos y graves daños

 
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Las lluvias torrenciales y las crecidas de ríos provocadas por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que ha inundado buena parte de Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía ya se ha convertido en la mayor catástrofe en lo que va de siglo en esta zona.

Una tragedia que de momento se ha saldado con casi 100 muertos y decenas de desaparecidos, unas cifras que podrían aumentar ya que siguen las labores a contrarreloj de los servicios de emergencias en medio del barro. La zona más devastada han sido los municipios ubicados en el sur del área metropolitana de Valencia, una zona con cerca de 400.000 habitantes, junto a otras localidades de la provincia como Utiel. El número de fallecidos en Comunidad Valenciana alcanza las 92 personas.

A ellos que hay que sumar dos muertes en Castilla-La Mancha, en Albacete, concretamente en Letur, -donde también hay cinco desaparecidos- y otra en Mira (Cuenca). También en Málaga se ha registrado un fallecido.

El agua ha provocado en estas tres autonomías situaciones dramáticas, además de importantes problemas de comunicaciones por los cortes en carreteras y líneas ferroviarios. Una tragedia humana y económica que ha provocado que se declaren tres días de luto oficial en toda España y que desde distintas administraciones y colectivos se reclame ya la declaración de zonas catastróficas en las comarcas más afectadas por este fenómeno meteorológico, que sigue activo. Ahora en Andalucía la alerta roja se ha trasladado a la provincia de Cádiz y la campiña sevillana, y amenaza a Aragón y Cataluña.

Caos y cortes de energía

En el caso de la provincia de Valencia, las fuertes precipitaciones durante toda la jornada del martes golpearon seriamente a las principales carreteras e infraestructuras ferroviarias. Pero la auténtica ola de destrucción llegaría durante la tarde y la noche, con el desbordamiento del río Magro en Utiel, en el interior de Valencia, donde fallecieron seis personas. El efecto crecida en las riberas y barrancos trasladó las inundaciones a medida que transcurría la tarde hacia el litoral aguas abajo, a la zona donde se encuentran las ramblas que terminan en La Albufera, al sur de la capital valenciana.

En los cascos urbanos de poblaciones como Paiporta, donde se estima que se han localizado la mitad de fallecidos, Picanya o Catarroja las calles se anegaron y se convirtieron en ratoneras con decenas de vehículos a la deriva. Un colapso y un caos al que se sumaron los cortes del suministro eléctrico y de las telecomunicaciones, que también dificultaron las labores de los equipos de emergencias, entre ellos el millar de militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que se movilizaron este miércoles.

Para dar idea de la magnitud del desastre y del pánico desatado, el teléfono de emergencias 112 recibió más de 30.000 llamadas, lo que provocó largas esperas para poder contactar con ese servicio.

La Guardia Civil, entre cuyos efectivos ha habido dos bajas por la catástrofe en Valencia, llegó a efectuar más de 2.500 rescates en el día de ayer y a última hora de la tarde calculaba que había unas 1.200 personas que siguen atrapadas entre la A3 y la A7 en diferentes puntos, así como 5.000 vehículos que continúan bloqueados.

Durante todo el día de ayer los accesos a varios de estos municipios seguían cerrados, al igual que varias de las grandes vías de comunicación de Valencia, como la V-30, una de las circunvalaciones principales que además da acceso al puerto al mayor puerto de contenedores de España. Varios camiones del Ejercito fueron recogiendo durante todo el día a las personas que se habían quedado bloqueadas en esa vía.

Las comunicaciones entre Valencia capital y las poblaciones del sur por los puentes que atraviesan el nuevo cauce del Turia estuvieron cerradas y reservadas para uso exclusivo de bomberos, policía, sanitarios y equipos de rescate. Precisamente esa infraestructura, construida tras la riada del 1957 para desviar el río del centro de la ciudad, registró hasta 2.000 metros cúbicos por segundo, después de que se acumulasen lluvias de entre 300 y 400 litros por metro cuadrado a lo largo del Turia, según la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Precedentes que se quedan cortos

Esos volúmenes de precipitaciones llevaron a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) a considerar la DANA como el peor fenómeno de este tipo en la provincia de Valencia este siglo y estaría a la altura de los dos grandes temporales de finales del siglo pasado, el octubre de 1982 que originó la pantanada de Tous, y el de noviembre de 1987. En municipios como Pedralba los niveles de las aguas superaron los de la histórica riada del Turia de 1957 que anegó la capital.

El alcance de la destrucción hace que aún sea muy difícil una valoración económica de los daños e incluso plantear los plazos para que se recupere cierta normalidad en muchas zonas. Lo que ya está claro es que esta DANA dejará pequeños los más de 1.300 millones de euros en que se cifró el fenómeno similar que golpeó la Vega Baja de Alicante en 2019.

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