
La Fuente de Neptuno será restaurada. La delegada de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, ha indicado que las obras arrancarán "de inmediato" para evitar "males mayores" y ha asegurado que será "una obra corta", que durará "algo más de dos meses".
Así lo ha expresado este martes ante los medios de comunicación después de participar en la presentación del retrato de la escritora Rosa Chacel en el Ateneo de Madrid, donde ha detallado que "la semana que viene" empezarán a colocar estructuras para "proteger la fuente".
"Es una obra corta, que durará algo más de dos meses. Es una obra de previsión para evitar que dentro de cinco o seis años haya que hacer una obra muchísimo mayor, más complicada y más cara", ha defendido la delegada.
Para Rivera de la Cruz, esta legislatura debe ser "la de la recuperación del patrimonio" y ha subrayado que "se van a hacer más rehabilitaciones importantes y que hacen ciudad". Al hilo, ha recordado que la Puerta de Alcalá fue "la gran obra", pero ha asegurado que la Fuente de Neptuno "no tiene un deterioro tan grave".
"La Puerta de Alcalá estaba muy deteriorada cuando se intervino y fueron casi dos años. Sin embargo, Neptuno no tiene un deterioro tan grave, pero sí tiene carencias que hay que asumir cuanto antes para evitar males mayores. Todo lo que podamos hacer en previsión nos va a adelantar trabajo y sobre todo nos va a hacer ganar tiempo y nos va a hacer ahorrar dinero", ha insistido.
Durante el mes de abril se realizaron varios estudios para comprobar el estado en el que se encuentra el monumento. Los expertos y técnicos de restauración de la empresa Garanza Rehabilitación S.L. determinaron que el principal problema de degradación que presenta el conjunto de Neptuno es la suciedad provocada, entre otros factores, por la contaminación del tráfico rodado que circula por la capital.
Una inversión de 200.000 euros
Además de la suciedad generalizada, también constataron que la fuente presenta fisuras abiertas por el estrés térmico o morteros antiguos que ya no funcionan. Existen zonas de piedra con pátinas, costras y presencia de sales, así como con fisuras que son potenciales entradas de agua hacia el interior de la piedra. También aparecen diversas zonas de biodeterioro, con presencia de líquenes y musgos, así como suciedad general en todo el monumento, con depósitos en las zonas más protegidas, llegando a formar costras negras.
Esta actuación está enmarcada en el Plan de Conservación de Monumentos de la Dirección General de Patrimonio Cultural, tiene un plazo de ejecución de tres meses y cuenta con una inversión de unos 200.000 euros. La Fuente de Neptuno ya había sido objeto de distintos trabajos de restauración en el año 2017 y otra en 2020, aunque de menor envergadura.
Este monumento forma parte del Salón del Prado, una vaguada sobre la que corría el arroyo bajo del Abroñigal, también llamado de la Castellana. Tenía dos partes, el prado de San Jerónimo y el prado de Atocha. Hasta el último tercio del siglo XVIII fue una zona rural y suburbana.
En el año 1767 comenzó una de las reformas trascendentales de la capital que supuso la creación del primer gran eje viario, que posteriormente fue prolongado y ha servido para articular los dos sectores más importantes de la ciudad, el casco histórico y el ensanche decimonónico con tres puntos de referencia escultórica, las fuentes de Cibeles y Neptuno (Poseidón para los griegos), en los extremos y la fuente de Apolo en el centro.
La piedra a la que ahora se quiere mimar para poder devolver la luz a esta joya del callejero madrileño es mármol blanco, cuyo origen se encuentra en Montesclaros, Toledo.