
Por regla general, creemos que nuestros hijos nos tienen que respetar por el mero hecho de ser sus padres. Y es que, históricamente existían ciertas reglas implícitas, muchas de ellas basadas en el temor y, en algunos casos, con consecuencias, que generaban una obediencia más estricta. Sin embargo, hoy pareciera que el panorama que atraviesan los padres es más complejo y tienen que ver con los hábitos que exhibimos.
Sobre el ítem de los hábitos que exhibimos, nuestros hijos suelen adoptarlos y, a medida que crecen, nos respetan más o menos debido a ellos. Por esta razón, si pretendemos que nuestros hijos nos respeten, debemos hacer un esfuerzo por abandonar algunas de nuestras costumbres.
En este artículo, exploraremos 7 hábitos que hay que dejar de lado para que te obedezcan mientras crecen, según la experta en superación personal, Eliza Hartley:
1) Ser demasiado autoritario
Mantener la disciplina es crucial durante la crianza de los hijos, pero hay una delgada línea entre la disciplina y la dictadura. A menudo, los padres caen en la trampa de establecer un ambiente excesivamente autoritario. Podemos pensar que es la mejor manera de mantener el orden, pero a largo plazo puede conducir a una falta de respeto. Es importante mantener el grado de mentor, no de opresor.
2) No practicar lo que predicas
Los niños aprenden más de nuestras acciones que de nuestras palabras. Abandonar el hábito de no practicar lo que predicamos, no solo nos permitirá ganarnos el respeto de nuestros hijos, sino que también nos ayudará a comprender la importancia de la integridad y la coherencia.
3) Desestimar sus intereses
A los tres años los niños empiezan a desarrollar sus propios intereses. Cuando los padres desestiman o menosprecian estos intereses, puede resultar bastante desalentador para los niños, pues transmiten el mensaje de que sus pasiones no son importantes.
4) Descuidar promesas
Las promesas que le hacemos a un niño son como una ley. Cuando las cumplimos, le demostramos que somos confiables y dignos de confianza. Pero cuando las rompemos, incluso por cosas aparentemente pequeñas, podemos quebrantar su confianza en nosotros.
5) Evitar conversaciones difíciles
Si no hablamos con nuestros hijos sobre temas difíciles como la muerte, u otros, alguien más lo podría hacer y tal vez no lo explicaría de una manera adecuada o sensible. Evitar conversaciones difíciles puede generar una brecha de comunicación con nuestros hijos. Al ser abiertos y honestos, incluso cuando el tema es incómodo, demostramos que el menor puede confiar en nosotros para cualquier cosa. Esta franqueza fomenta el respeto y alienta una conexión más profunda con su hijo.
6) Siempre solucionando sus problemas
Como padres, es instintivo querer proteger a nuestros hijos de las dificultades y resolverles los problemas, pero hacer esto todo el tiempo puede obstaculizar su capacidad de aprender a resolver problemas por sí solos. En lugar de ofrecerles soluciones directamente, oriéntelos a encontrarlas. Esto no solo los ayuda a convertirse en pensadores independientes, sino que también fortalece su respeto los padres.
7) No mostrarles respeto
Este es quizás el punto más importante. Si queremos que nuestros hijos nos respeten cuando crezcan, primero debemos demostrarles respeto. Al tratar a su hijo con el respeto que se merece, usted modela el comportamiento que desea ver a cambio. Es un principio fundamental de respeto mutuo que puede transformar su relación con su hijo.
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