
Hace unas semanas contamos la historia de Karen Miles, una mujer británica de 66 años que se mudó a una casa con 13 personas para hacer frente a la crisis y a la subida de precios del alquiler que se vive en Reino Unido. Una historia similar es la que enfrenta Ishan Abeysekera para vivir en Brooklyn, Nueva York.
En una metrópoli tan emblemática y costosa como Nueva York, la convivencia se ha convertido en una estrategia cada vez más común entre los jóvenes que buscan equilibrar sus finanzas. Aunque usualmente vemos a personas de entre 20 y 30 años compartiendo pisos, Ishan Abeysekera ha llevado esta tendencia a un nuevo nivel al residir en un edificio comunitario en Brooklyn junto a 23 personas.
Abeysekera, un ingeniero de 33 años, comparte su experiencia con CNBC Make It, señalando que, aunque la reacción de la mayoría al mencionar que vive con 23 compañeros de casa suele ser de sorpresa y escepticismo, en realidad, considera que esta forma de vida es gratificante. "Cuando digo que tengo 23 compañeros de casa, la gente dice: '¿Qué? Eso suena a locura'. Pero, en realidad, es bastante agradable", asegura.
Su hogar forma parte de Cohabs, una empresa que ofrece habitaciones totalmente amuebladas y espacios compartidos en diferentes ciudades del mundo, desde Nueva York hasta Madrid, París y Milán. En el caso de Abeysekera, elegir este modelo de vivienda no solo le ayudó a manejar el costo del alquiler, que asciende a 2.100 dólares mensuales, 1.884 euros al cambio, sino que también amplificó sus oportunidades para socializar en una nueva ciudad.
El ingeniero no había planeado mudarse a una vivienda comunitaria. Cuando llegó a Nueva York desde Londres a finales de 2022, su trabajo le proveyó un apartamento privado, pero al decidir buscar un lugar propio, pronto se dio cuenta de que la oferta era limitada en su rango de precios. Fue entonces cuando, por curiosidad, exploró el concepto de vivir en comunidad y se encontró con Cohabs.
Las instalaciones de la vivienda
Al recorrer las instalaciones en Crown Heights, fue recibido por una atmósfera cálida: residentes disfrutando de una cena juntos. "¿Cómo se puede conocer gente cuando se es nuevo en una ciudad? Esta me pareció una buena manera de hacerlo", reflexionó Abeysekera. La experiencia de compartir cocina, espacios de trabajo y diversas actividades comunitarias, como desayunos y retos de ejercicio, ha transformado su visión sobre la convivencia.
En su edificio de cuatro pisos, que alberga a inquilinos de entre 21 y 36 años, cada residente cuenta con su propia habitación, aunque la cocina y los espacios de esparcimiento son compartidos. "Compartir la cocina con tanta gente está bien. Tienes tu propio armario para dejar tus cosas", comenta. Los servicios adicionales, como wifi, limpieza y un ambiente colaborativo, complementan su experiencia.
"No es igual que una residencia universitaria"
Aunque reconoce que su situación comparte similitudes con la vida en residencias universitarias, Abeysekera destaca una diferencia crucial: la madurez de sus compañeros. "Todos son mucho más respetuosos porque son más adultos y más maduros", recalca. Esta dinámica ha permitido forjar conexiones que, según él, han enriquecido su vida social en la ciudad.
Para Ishan Abeysekera, vivir en Cohabs se ha convertido en una experiencia que trasciende el mero acto de compartir un espacio. "Estar aquí me ha ayudado mucho a crear una comunidad y hacer amigos. Realmente ha enriquecido mi vida", sentencia. Con este enfoque innovador, el modelo de vivienda comunitaria podría ser una solución viable para los desafíos económicos que enfrentan muchas personas en las grandes ciudades que atraviesan la dura crisis del alquiler y la subida de precios.